El avión quedó reducido a chatarra, pero no murió nadie
El tifón Doug desequilibró el Airbus 300 de la Korean Airlines cuando trataba de aterrizar en el aeropuerto de la turística isla surcoreana de Cheju procedente de Seúl. El avión chocó el suelo, se salió de la pista de aterrizaje y se incendió. En una actuación descrita como "increíble", la tripulación organizó "con valor y sangre fría" una evacuación por la única puerta de emergencia que pudieron abrir. En pocos minutos salieron los 160 pasajeros y la tripulación. Sólo siete personas resultaron heridas leves. Instantes después, la nave explotaba y se partía en pedazos. En la foto, los equipos de salvamento tratan de extinguir el fuego.
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