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La cúpula del celuloide

Madrid tendrá una gran sala con tres sistemas de proyección y una pantalla esférica

El otoño de 1995 llevará al parque Tierno Galván un enorme hongo blanco en el que los Rolling Stones o los paisajes interestelares envolverán al espectador con 27.000 vatios, de sonido y 15.000 de luz. El proyecto definitivo del teatro-cine Omnimax ya ha sido aprobado por los arquitectos municipales (el Ayuntamiento ha cedido el suelo) y en octubre comenzarán las obras en la confluencia de las calles de Meneses y Villarrobledo. La concesionaria del megacine, Teatromax Madrid, invertirá 1.009 millones de pesetas en el edificio y la tecnología canadiense qué instalarán dentro.En un solo recinto habrá tres tipos distintos de cine. En una de las dos pantallas gigantes, la rectangular ligeramente curvada, tan alta como un edificio de siete pisos y con 600 metros, cuadrados de superficie, se podrá proyectar cine de alta definición o tridimensional (utilizando dos proyectores y gafas polarizadas en los ojos de los espectadores). La pantalla esférica (móvil) ofrecerá un efecto envolvente que lleva al espectador al escenario de celuloide con total realismo. Tanto, que el director de Teatromax, Juan José Castelló, explica que quienes han visto una película de los Rolling Stones con este sistema dicen que es "mejor que el concierto en vivo". Para más sensación de viaje a la pantalla, los espectadores se acomodan en un grada casi totalmente vertical, de modo que no ven los límites de la pantalla.

"Es el cine del futuro", dice Castelló. Estos sistemas de proyección se han visto ya en la Expo de Sevilla y la misma empresa que los traerá a Madrid construye uno de estos megacines en Barcelona. Novedoso y también muy caro. Sólo los gastos de laboratorio (revelado, soporte, líquidos, etcétera) son 10 veces superiores a los del cine normal. "Una película de 30 minutos. viene a costar unos cuatro o cinco millones de dólares", explica Castelló. Es decir, 500 o 600 millones de pesetas. Y eso sin tener en cuenta que la mayoría de las producciones no gastan un duro en actores. Un reportaje submarino sobre el Titanic de hora y media ha costado unos 1.500 millones de pesetas. De momento sólo hay disponibles alrededor de un centenar de películas en este formato (diez veces mayor que el de 35 milímetros) y la mayoría son documentales, aunque según Castelló ya se está introduciendo el cine comercial.

La cúpula de Madrid tiene 434 butacas que se pagarán a 800 pesetas. El coste de. los artilugios del megacine no es moco de pavo. Seis altavoces colgados (de una tonelada cada uno) y otro en el suelo (mucho más pesado) emitirán 27.000 vatios de sonido: un cine normal sólo llega a 2.500 o 3.000,. La potencia luminosa (3.000 o 4.000 vatios en las salas convencionales) llega a los 15.000 vatios.

Las cifras espectaculares no son el único atractivo del negocio. "Las películas que se ruedan en este formato también tienen contenidos del futuro: no hay sexo, ni violencia, ni discriminación", dice Castelló.

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