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Berlusconi anuncia que gobernará mucho tiempo, mientras Bossi rechaza las elecciones anticipadas

Silvio Berlusconi, el jefe del Gobierno italiano, compareció ayer ante el Parlamento en un acalorado debate para explicar sus puntos de vista sobre la justicia y las incompatibilidades del cargo público con su imperio privado. Berlusconi dejó en manos del Parlamento la decisión sobre las medidas que proponen los expertos que nombró para juzgar sus incompatibilidades y la congelación de sus propiedades. El primer ministro anuncio que piensa "gobernar mucho tiempo", pero matizó que no a "cualquier coste". Su anunció cobró cuerpo cuando su aliado y Iíder de la Liga Norte, Umberto Bossi, empezó su intervención asegurando que no habría ni crisis de Gobierno ni elecciones anticipadas.

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El cruce de puyazos, entre los aliados del Gobierno en las horas previas al debate hizo presagiar todo tipo de males en el seno de la coalición, pero en definitiva, como sentenció el líder de Alianza Nacional y socio del Ejecutivo, Gianfranco Fini, "no ha sucedido absolutamente nada y esto era la auténtica sorpresa que ayer nos prometió el ministro [portavoz del Gobierno, Giulano] Ferrara".En su comparecencia, Berlusconi negó ser hostil a los jueces, habló de recuperación económica y eludió el debate para dejar en manos del Parlamento la última palabra sobre la congelación de la propiedad y la separación entre los intereses de la Fininvest y su persona. El presidente del Gobierno, fue interrumpido por aplausos y fortísimos abucheos y ataques en varias ocasiones. Y se tomó la libertad de hacer afirmaciones que todo el mundo sabía falsas, como la supuesta unanimidad del Gobierno al votar el frustrado decreto de excarcelación de los corruptos, que llevó al liguista Roberto Maroni, ministro del Interior, a plantearse su dimisión".

Berlusconi habló de triunfos económicos y se puso medallas por la creación de empresas, los nuevos puestos de trabajo, que no especificó, el aumento de la producción industrial y la reducción de la inflación. Asimismo, valoro; que su Gobierno había sacado adelante "una reforma económica sin pedir nuevos sacrificios fiscales a los italianos".

El jefe del Gobierno, que citó tres fuentes de legitimación -"el voto de los italianos, el encargo del jefe del Estado y el voto de confianza del Parlamento"- aseguró que el Ejecutivo, en virtud del mandato de los electores, debe "gobernar a toda costa" y afirmó que éste sólo será sustituido si el que fuera a ocupar su lugar tuviera "un nuevo y claro mandato político de los electores".

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Falsedades

De "falsedad con fines instrumentales" calificó Berlusconi la pretensión de presentar al Gobierno como "enemigo de los magistrados, extraño a la obra de moralización de la vida pública o molesto por ella. El hecho de que un miembro de mi familia", siguió, "haya sido objeto de una medida de custodia cautelar [su hermano Paolo está bajo arresto domiciliario or presunta corrupción] y que el grupo fundado por mí haya ido sometido a investigaciones judiciales, junto con muchos otros grupos financieros e industriales, no autoriza a nadie a confundir asuntos privados y asuntos públicos".

En sus apreciaciones sobre los jueces, Berlusconi dijo que es necesario poner fin a un largo período en el que los fiscales han suplido a la política y ejercitado el papel de las instituciones electivas, dado que durante "dos largos años" han tenido sobre los hombros la tarea de "guiar el proceso de moralización del sistema político", por lo que se trata de "restablecer el equilibrio del poder donde éste se haya roto".

El primer ministro se llevó una buena porción de abucheos cuando aseguró que, en el terreno de sus posibles incompatibilidades como propietario de Fininvest y presidente del Gobierno, las cosas "se han embrollado con mucha malevolencia", y resumió la situación en cinco puntos:

- "Cuando entré en la batalla política renuncié totalmente a mis funciones de empresario dejando todos los cargos en las sociedades fundadas por mí".

- "Ni como diputado ni como jefe del Gobierno he hecho nada que entre en conflicto con el interés general a favor de mis intereses particulares". (Los abucheos crecieron).

- "He reconocido constantemente que había una anomalía que sanar. No era culpa mía que hubieran desaparecido los viejos partidos y que la gente hubiera decidido reemplazarlos con personas nuevas que venían de la sociedad y del trabajo y que habían creado algo con peso en la economía italiana".

-"Cuando fui designado nombré con el consenso del jefe del Estado, tres expertos encargados de estudiar el problema y de hacer propuestas".

-"El pasado viernes anuncié que el esquema de propuestas de los expertos me parecía razonable y, por ello, aceptable: una neta congelación de mis derechos de propietario de la Fininvest y una radical separación entre la gestión del grupo y mi persona. El Parlamento es, obviamente, soberano para, decir lo que crea".

Insatisfacción

La oposición demostró su insatisfacción, visto que no había añadido una palabra a lo ya sabido. Pero la intervención más esperada, dado que Berlusconi le había lanzado varias andanadas a lo largo de su discurso, fue la del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, quien comenzó afirmando que no habrá crisis de Gobierno ni s e convocarán nuevas elecciones. Pero reiteró que el decreto de excarcelación de los corruptos, que el primer ministro tuvo que retirar ante el clamor popular, hubiera supuesto atar las manos a los jueces justo cuando están actuando contra los beneficiarios de la corrupción y contra los policías financieros que no cumplieron con su deber de vigilancia.

Bossi rechazó la idea propuesta por Berlusconi de un partido único para aglutinar a la mayoría de Gobierno y permitió demostrar a la presidenta de la Cámara y correligionaria suya, la dura Irena Pivetti, que no se casa con nadie: no le dejó terminar su intervención por haber agotado el tiempo. El líder de la Liga hizo, desde el escaño, uno de los castizos gestos a los que tiene acostumbrada a la parroquia.

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