Asalto a la fortaleza
La Seguridad Social resiste cinco días de duros embates teóricos en un seminario en Santander
Ésta es la crónica de una semana en apariencia tranquila. El escenario lo pone la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP): vistas al mar, césped, temperaturas suaves. Los actores son expertos en la Seguridad Social, catedráticos, políticos. Pero la calma es sólo aparente. Por debajo de los apretones de manos, de las sonrisas, de los debates corteses, discurre la verdadera batalla, sorda, enconada.Su desenlace afectará a millones de personas en los próximos decenios. Los jubilados verán cómo sus pensiones evolucionan en función del resultado de este combate. Brevemente: la reforma de la Seguridad Social está en marcha. La semana pasada, durante cinco días, el seminario La Seguridad Social en Europa, situación y tendencias fue el ensayo general de la tormenta que se avecina.
Lunes, Santiago, patrón de España. Con habilidad florentina, Adolfo Jiménez, director del seminario, ha dispuesto que el primer día intervengan sólo los invitados extranjeros. El secretario general para la Seguridad Social pretende así que el público asistente vea qué han hecho países con un sistema público tan envidiable como Francia, Holanda o Alemania, antes de que los políticos nacionales enturbien el ambiente.
El representante francés del Ministerio de Asuntos Sociales, Hervé de la Barre, enumera en el paraninfo de la UIMP los dos puntos principales de la reforma que su país ha emprendido. Jiménez, que ya tiene diseñado su propio plan, escucha atentamente.
Uno, el periodo de cotización necesario para tener derecho al máximo que ofrece Francia en cuestión de pensiones se eleva de 150 a 160 trimestres, de forma progresiva. Los nacidos en 1934 tendrán que justificar 151 trimestres. Los de 1935, uno más, 152. Y así sucesivamente.
Dos el cálculo del importe de la pensión no se hará tomando los 10 mejores años de sueldo como hasta ahora, sino los 25 mejores.
Pensiones medias
La tendencia, pues, será a pensiones más bajas. Lo que tampoco ha de extrañar en Francia. Debido en parte a la última crisis económica, la pensión media en el país vecino supera ligeramente al salario medio.
"Pero hagamos lo que hagamos" reflexiona De la Barre durante un. paseo al borde del mar, "no podemos ignorar qué están haciendo nuestros socios europeos" . La reforma de la Seguridad Social, por tanto, tendrá que converger con el resto de la Unión Europea.
"A mí, esto, me parece una reflexión importantísima", asegura Adolfo Jiménez. El secretario general para la Seguridad Social observa con preocupación la: tendencia de ciertos Políticos o agentes sociales a Poner en cuestión el sistema público, asegurando que está en quiebra y propugnando su sustitución.
A este respecto, el rector de la UIMP, Ernest Lluch, hará una reflexión irónica en la clausura del curso. "Hay gente aquí en Santander, que acaba de pagar 6.500 millones de pesetas en impuesto de sucesión", explica Lluch en clara referencia a los Botín, "y que asegura tranquilamente que el Estado del bienestar está en quiebra ". Matizadas, con sordina, este tipo de manifestaciones se escuchan también, en la UIMP. "Por eso me parece fundamental la aportación de los colegas extranjeros"dice Jiménez, "porque en Europa nadie se plantea sustituir el sistema público de Seguridad Social. Todos hablan de reformarlo para fortalecerlo, para asegurar su supervivencia, para hacerlo más solidario".
Ésa es la aportación fundamental del alemán Franz Ruland, director de las gestoras de pensiones alemanas. Ruland formula. uno de los principios que, en su opinión, guía la reforma en vigor en Alemania desde hace dos años y medio: "Refórmas en el sistema, no reformas del sistema".. La frase acaba convirtiéndose, a fuer de ser repetida por los: participantes, en el lema del seminario.
"Cualquier otra cosa", dice Ruland, "sería impensable en Alemania, por antidemocrático.
Luego queda todo lo demás. Pensiones de invalidez, incapacidad laboral transitoria, otras prestaciones sociales. La intervención del holandés Danny Pieters fue clarificadora en este aspecto. Pieters dibujó un panorama tremendo, una Holanda en la que la universalización de la protección social y la dejación de las autoridades locales ha llevado a un nivel de fraude desconocido en otras latitudes.
"De los 14 millones de habitantes que tiene el país", explica Pieters, "casi un millón son inválidos reconocidos. Esto no puede seguir así". Para el representante holandés, que ha asesorado sustituir también a los regímenes del este de Europa a la hora de montar sistemas de segu ridad social, se impone una severa cura.
El fraude, holandés sobrecoge a Jiménez. "Son declaraciones impresionantes", dice. La necesidad de reformas es evidente, pero el consenso para llevarlas a cabo lo es más. En España, de momento, no parece haberlo.
El debate del miércoles entre representantes del PSOE, PP, IU, CiU y PNV lo pone al descubierto de forma descarnada. Francesc Homs, diputado de Convergéncia i Unió, pide explícitamente al PP un pacto de Estado para reformar la Seguridad Social sin utilizar el tema de las pensiones como arma arrojadiza. El representante popular, Cristóbal Montoro, se niega, argumentando que el PSOE también hace electoralismo con las pensiones.
La vaguedad y la falta de concreción se generalizan. Alejandro Cercas, del PSOE, explica su proposición de elevar el tiempo para el cálculo de las pensiones, que pasaría de los últimos ocho, años, que es la fóimula actual, a toda la vida laboral. El modelo se parece mucho al expuesto por el representante francés dos días antes. Cercas se dirige a Montoro y te . pregunta a quemarropa: "¿Estás a favor o en contra?" El portavoz económico del PP se escapa asegurando que es el Gobierno el que tiene que asumir esa responsabilidad. El espectáculo llega a oídos de Jiménez, que ese día se ha tenido que ausentar. En su conferencia del viernes hará repetidas alusiones al tema. "Los partidos políticos deben todos pronunciarse", dirá. "Quien no se manifiesta da la sensación" de tener, elementos que no quiere que los ciudadanos los sepan". La alusión al PP es clara.
Desmontando mitos
El secretario general de la Seguridad Social dedica su conferencia del viernes a. desmontar uno de los grandes mitos sobre la crisis del Estado del bienestar: el fantasma demográfico, el envejecimiento de la población que hundirá al sistema de forma irremisible. Se ha oído abundantemente en la sala a lo largo de toda la semana. Jiménez, con datos en la mano, se dedica a ello con ardor.
Las revalorizaciones y los complementos de mínimos, explica, suponen el 5 1 % del gasto en pensiones. En los últimos diez años, estos dos conceptos se han llevado por delante 18 billones de pesetas conjuntamente. Ninguno de los dos es función de la demografía.
El número de pensionistas sí lo es, Pero ni siquiera aquí de forma determinante. El 24% de las pensiones son de invalidez. El 26%, de viudedad. Tan sólo en el 49% restante -las de jubilación- el envejecimiento de la población es decisivo.
Conclusión: España no está condenada por la imparable fuerza de la demografía, como muchos quieren hacer creer. Hay margen suficiente para tomar decisiones, encarrilar el gasto y asegurar el futuro.
Los cuadros muestran que la Seguridad Social sufrirá aún algunas tensiones hasta el año 2000. Luego gozará de 20 años de estabilidad, para volver de nuevo a las constricciones entre el 2020 y el 2040, cuando los baby-boomers, los nacidos en los años sesenta y setenta, accedan a las pensiones.
A ellos está destinada la reforma que ahora se discute.
La conclusión del debate de Santander, compartida por la mayoría de los ponentes, se perfila: es políticamente impresentable sustituir un sistema público de pensiones basado en el reparto y la solidaridad por uno de capitalización. "Sostener lo contrario es pura, ideología", sentencia Jiménez. La batalla, sin, embargo, no ha hecho más que comenzar.
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