_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El 'no' serbio

NI SÍ niño, sino todo lo contrario. ¿Cómo se hace para decir que no a un plan internacional, apoyado por todas las grandes potencias, y, al mismo tiempo, confundir el fondo del problema de manera que quien quiera pueda ver elementos positivos en la respuesta? Los serbios de Bosnia son, maestros en el arte de dar otra vuelta de tuerca a las infinitas posibilidades que median entre afirmación y negación. ¿Se saldrán también esta vez con la suya?El plan de paz para Bosnia, que contempla un reparto del país de un 51 % para la confederación croata-musulmana y el 49% restante para los serbios, y un estatuto de tutela internacional de al menos dos años para la capital, Sarajevo, exigiría que los serbio-bosnios, constituidos en la autodenominada República Sprska, abandonaran cerca del 40% del territorio que ahora controlan. Por añadidura, les fuerza también a reconocer la unidad, por teórica que sea, del Estado de Bosnia-Herzegovina. Este plan remitiría ad calendas graecas su reconocida pasión por fusionarse con Serbia, capital Belgrado, y crear así la Gran Serbia, que es, por lo que desde hace tres años luchan y matan.

Después de que los croata-musulmanes dieran su aceptación al plan -condicionándolo a que hubiese igual respuesta por parte de los serbios-, el líder de Sprska, Radovan Karadzic, se veía en la disyuntiva de aceptar el plan en su totalidad o exponerse a graves represalias occidentales. El plazo para deciro no expiraba el pasado día 20, y el Parlamento serbio de Pale ha respondido al texto del grupo de contacto con un documento ni de paz ni de guerra en el que, sustancialmente, se pide seguir negociando; es decir, formalmente, se da un quizá rodeado de condiciones que significan su rechazo a este plan.

La actitud norteamericana parece no dejar lugar a dudas. La alambicada respuesta serbia ha sido juzgada en el Departamento de Estado como un no sin paliativos y se amenaza con el bloqueo total contra serbio-bosnios y serbios en general, con el levantamiento del embargo de armas a los musulmanes -lo que actualmente ya no tiene demasiada relevancia porque la restauración de la alianza entre- el Gobierno bosnio y las fuerzas croatas ha abierto los caminos al flujo de armas- y, sobre todo, con acciones directas, presumiblemente aéreas, contra la república serbiobosnia. La actitud rusa, por él contrario, busca dar protección a las demandas serbias y obstaculizar cualquier acción internacional contra Tale y Belgrado.

En la próxima reunión del grupo de contacto -EE UU y Rusia, junto con el Reino Unido, Francia y Alemania-, prevista para el día 30, Rusia intentará demorar la acción contra Sprska argumentando que los serbios tienen derecho a saber las interioridades- de un plan del que sólo conocen las exigencias que les han sido presentadas. En definitiva, los serbios piensan que les conviene ganar tiempo y apostar por la ruptura del grupo de contacto.

Todas las maniobras dilatorias de Karadzic desde el comienzo de la guerra han tenido éxito. No hay ninguna razón para que no sigan jugando a un juego, peligroso sin duda, pero que dominan como nadie: torear a las potencias y ceder lo menos posible, lo más tarde. Esta vez, sin embargo, parece razonable suponer que el presidente norteamericano, Bill Clinton, habrá de flexionar seriamente el músculo, por mucha Rusia que se le cruce, para no convertirse en el hazmerreír de la opinión pública mundial. La Unión Europea ya lo es a ojos de los serbios.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_