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¿Dónde guardar las bombas?

Los recortes presupuestarios en Rusia dificultan el almacenamiento de las armas nucleares desmanteladas

Pilar Bonet

A Rusia le faltan almacenes para los componentes de las armas nucleares que deben ser destruidas a tenor de los acuerdos internacionales suscritos por este país. Su construcción, sin embargo, se ve dificultada por los problemas financieros, la actitud hostil de la opinión pública y las divergencias entre el Gobierno central y las autoridades locales.Así lo entiende Stepan Su, lakshin, presidente del subcomité del complejo militar industrial de la Duma Estatal de Rusia (la Cámara baja del Parlamento). Este diputado ha sido uno de los organizadores de una reciente reunión de directivos de las ciudades militares secretas de Rusia, que han advertido sobre los peligros que se avecinan si continúa el escamoteo de recursos económicos a las instalaciones bélicas.

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Sulakshin es un físico de 40 años que trabajó como investigador en el Instituto de Física Nuclear del Instituto Politécnico de Toinsk (Siberia occidental) antes de dedicarse a la política en 1989, como diputado del Parlamento soviético. Más tarde fue representante de Borís Yeltsin en Toinsk, y allí estaba en abril de 1993, cuando se produjo un accidente en la ciudad secreta de Toinsk 7, una instalación de su provincia que elabora plutonio.

"En la conservación de los componentes de las armas nucleares que deben ser destruidas hay un problema, que se ha planteado de forma muy detallada en las relaciones ruso-norteamericanas", señala Sulakshin. Para poner en práctica las previsiones del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas firmado con EE UU, el Congreso norteamericano financia la construcción conjunta de depósitos en territorio ruso. Sin embargo, estos depósitos, de cuya necesidad nadie duda, están en fase de proyecto debido a la crisis financiera en Rusia, señala el diputado.

Sulakshin ha experimentado personalmente el peso de la opinión pública a la hora de convivir con un depósito de componentes nucleares. Una decisión del Gobierno central preveía construir tal depósito en Toinsk, pero las autoridades locales lo vetaron.

Los componentes que se obtienen de las armas nucleares son "algo muy valioso, sustancias de alta tecnología que pueden ser muy útiles para la energía atómica del futuro y que valen mucho más que el oro", señala Sulakshin, que contempla estos componentes como "un tesoro nacional", y, según él, así lo hace también Japón, que aumenta sus reservas de plutonio para utilizar en la tecnología de las centrales nucleares.

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Ciudades secretas

Sucede, no obstante, que no hay aún una tecnología para transformar los componentes de las cabezas nucleares desguazadas en combustible para centrales, y nadie sabe lo que puede tardar aún el desarrollo del reactor de neutrones rápidos para utilizar el plutonio de este desguace en la producción de energía civil. "Puede tardar de 10 a 20 años; mientras tanto, hay que conservar los componentes de forma segura, y ello es factible. El peligro puede ser reducido prácticamente a cero si se adoptan las medidas técnicas y organizativas necesarias", dice.

Las ciudades secretas que elaboran, experimentan, conservan y desguazan armas atómicas se resienten de las restricciones presupuestarias. El presupuesto disponible se redistribuye en la infraestructura de gastos, y el "factor psicológico" que representa el personal insatisfecho por la falta de cobro de sus salarios se convierte en un "factor de riesgo global", según Sulakshin.

De las 35 ciudades secretas de Rusia, 10 pertenecen al Ministerio de Energía Atómica, 24 al Ministerio de Defensa y 1 al Comité de Industria Militar. Problema de todas las ciudades del Ministerio de Energía Atómica son los impagos del presupuesto federal. En el caso de Tomsk 7, hay que reconvertir dos reactores que elaboran plutonio, construir depósitos y contenedores, liquidar un estanque de residuos radiactivos a cielo abierto e introducir un sistema automático para vigilar las consecuencias del accidente de 1993, que supuso la fuga de una cierta cantidad de plutonio a la atmósfera y obligó a desactivar decenas de kilómetros cuadrados y a evacuar a varias familias.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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