González anima al régimen de Argelia a dialogar con los islamistas que apadrinan la lucha armada
Felipe González se mojó. El jefe del Gobierno, español alentó ayer a su homólogo argelino, Mokdad Sifi, a buscar una salida a la grave crisis que atraviesa su país desde hace 30 meses, mediante una negociación que abarque también a los islamistas, que secundan a los grupos que han empuñado las armas contra su régimen, según indicaron fuentes diplomáticas. Después de haber visitado otras dos capitales europeas -París y Roma- y dos árabes -Riad y El Cairo-, Sifi inició ayer su primera visita a Madrid para buscar apoyo político y ayuda económica mediante créditos.
Las recomendaciones que, a través de Sifi, hizo González al jefe de Estado argelino, general Lamin Zérual, van más allá que los consejos que le prodigaron en público los líderes del Grupo de los Siete países más industrializados, que en su reciente cumbre de Nápoles le alentaron a dialogar pero sólo con aquéllos que rechazan la violencia. Francia redactó ese comunicado al que EE UU se sumó sin poner reparos. El presidente del Gobierno español le instó, en cambio, a negociar con los dirigentes islamistas encarcelados o en el exilio que, aunque han condenado los atentados contra extranjeros, respaldan a los integristas que han empuñado las armas, especialmente a los del Movimiento Islámico Armado. Sifi contestó, según fuentes oficiales españolas, que su Gobierno seguía empeñado en llevar a cabo una transición política
En público, sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, se limitó a señalar que se había pedido a Sifi que su Gobierno promueva un "amplio diálogo sincero para acabar con la violencia y reemprender el camino hacia la dernocracia". "Si no se logra la estabilidad política en Argelia, se pondrá incluso en riesgo la estabilidad económica".
Para no herir la susceptibilidad del régimen argelino o evitar marcar distancias con las demás potencias occidentales, Solana se abstuvo de precisar públicamente cuáles eran los límites de la negociación que España desea, hasta el punto de haber barajado ofrecer sus buenos oficios, pero sin llegar a hacer ninguna oferta.Más que de política, Sifi quería hablar en Madrid de economía. No en vano le acompañan sus ministros de Energía y Finanzas. Ante sus homólogos españoles repasaron la construcción del gasoducto Argelia-España -Enagas adjudicó el martes los dos últimos tramos- y solicitaron la apertura de nuevas líneas de crédito, como los 63.000 millones otorgados a Argelia en 1992 y que ya están agotados.
El principio de su concesión ha sido aceptado por el Gobierno español pero sólo se fijará su cuantía y las condiciones cuando Argel haya renegociado el reescalonamiento de los 60.000 millones de pesetas que adeuda al Estado español. El 1 de junio, Argelia alcanzó un acuerdo global de aplazamiento de los pagos de su deuda con sus 17 acreedores del Club de París que ahora debe concretar con cada uno de ellos. Sin apenas poner condiciones, Francia acaba de poner 145.000 millones a disposición de Argel.
La Administración española no ha desarrollado hasta ahora una reflexión a fondo sobre los riesgos que conlleva para España la guerra civil larvada que atraviesa Argelia -que desde enero de 1992 se ha cobrado ya más de 4.000 víctimas mortales- y la eventual toma del poder por los islamistas.
Los análisis que efectúa el Ministerio de Exteriores son, sin embargo, cada vez más pesimistas. Señalan que el país se está balcanizando a marchas forzadas con zonas controladas por el régimen y otras por diversos grupos islamistas.
Sifi se entrevistará hoy con Pedro Duran Farrell, presidente de Gas Natural, con otros empresarios con negocios en su país y será recibido por el Rey.
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