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Entrevista:

"La Generalitat tensa demasiado la cuerda"

Su despacho de San Caetano, edificio donde tienen su sede la mayoría de las consejerías de la Xunta, es discreto, funcional, alejado de cualquier pomposidad. A Manuel Fraga, 72 años, se le ve más delgado y relajado de lo que uno recordaba, aunque tan rotundo como siempre en la exposición de sus ideas. La amenaza del presidente de la Generalitat de Cataluña de no pactar con el PP si la Xunta de Galicia no retira su recurso contra la cesión del 15% del IRPF a las comunidades autónomas desató, la pasada semana, la polémica.Pregunta. ¿No cree que se ha instalado una cierta crispación en el debate político y un cierto anticatalanismo?

Respuesta. Los catalanes, y empiezo por hablar de mí mismo, son admirados y queridos por todos los españoles sensatos. Repito, admirados y queridos, y, si usted quiere, envidiados. Segundo: es evidente que en algunos momentos, algunos políticos catalanes tensan demasiado la cuerda, y yo creo que el Gobierno de la Generalitat lo está haciendo ahora, equivocadamente. Del famoso 15% se puede discutir si esa medida es buena. Ciertamente, es buena para Cataluña, por eso la ha pedido, y no lo es para Galicia, por eso la hemos recurrido. Lo que no se puede es crisparse y decir: "Retiras el recurso o no hablamos de nada". Eso crispa, es natural. En toda Galicia ha habido una reacción en contra. ¿Cómo no iba a haberla? Porque nosotros no estamos diciendo que vamos a boicotear los productos catalanes. No hemos dicho eso, ni locos. Hemos dicho: oiga usted, vamos a ver si eso se puede hacer en una ley de presupuestos o reformando la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas. Que el uso de un derecho dentro de un Estado de derecho pueda ser tratado de esa manera no genera simpatías. Al que diga que alguien está creando ese ambiente habría que decirle: "Hombre, es posible que alguien lo esté haciendo, yo desde luego no, que proclamo mi amor y admiración por Cataluña y por los catalanes". Y lo único que tengo que decir es, como decimos, "A vaquiña po lo que vale".

P. ¿Pero no está usted a favor de la corresponsabilidad fiscal?

R. Con esa medida [la cesión del 15%] no se resuelve nada. Sigue recaudando el Estado y lo que ocurre es que, como hay más sociedades anónimas en Barcelona y en Madrid, les favorece a ellos, pero es vidente que no es un sistema de recibo para otras comunidades. Corresponsabilidad fiscal muy bien, ¡pero eso ... ! ¿Usted sabe lo que decía Rossini cuando le llevaron a un concierto de Wagner y le preguntaron qué le parecía la música de Wagner? "¿Música?", contestó Rossini, "no he oído semejante cosa". ¿Corresponsabillidad? No se trata de semejante cosa. Yo soy partidario de un desarrollo serio de las autonomías, pero es que de eso, corresponsabilidad fiscal, no se ha hablado para nada. Se ha tomado ese disfraz para hacer una detracción del principio de solidaridad, por decirlo de la forma más suave.

P. El sistema electoral parece decidir a los principales partidos -si no hay mayorías absolutas- a pactar con las fuerzas nacionalistas. ¿No obliga eso a mantener abierta la construcción autonómica?

R. Es evidente que los partidos nacionalistas están muy experimentados en los pactos. Hasta ahora los han utilizado con demasiada libertad, porque se les han aceptado unos pactos a medias, sin compromiso de legislatura, sin participación en las responsabilidades de gobierno e, incluso, aceptando el voto de castidad de no votar una moción de confianza. Esas condiciones no son estrictamente necesarias y cabrían otras formas de negociación para un Gobierno menos débil y menos desorientado que el que tenemos. Dicho todo eso, supuesto el régimen electoral, que puede ser cambiado; supuesto el régimen de partidos, que tenderá a simplificarse cada vez más -véase lo que ha ocurrido en Andalucía, lo que ha ocurrido en Galicia-, es evidente que o hay mayorías absolutas o hay un sistema de pactos. Esperemos que el buen sentido del pueblo español acierte a dar una oportunidad de verdadero cambio y venga la alternativa inevitable a esta larga etapa.

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P. ¿No cree que la renovación de instituciones del Estado, como el Consejo del Poder Judicial, no deben vincularse a la renovación de otros organismos públicos como RTVE?

R. Todo lo que es una institución del Estado es importante. Importante es el Poder Judicial, el órgano que lo administra se llama Consejo General, y a su vez de él depende la composición del Tribunal Constitucional. Quitarle importancia a eso, como lo ha hecho el señor Bono, yo no lo entiendo. El consejo de RTVE también lo es, y si a mi me preguntan ahora, viejo profesor de derecho político, "mire hay que simplificar, no hay tiempo para hacer un informe así de gordo sobre cualquier país, Haití o Cuba, ¿cuál es la nota principal, para distinguir un país de otro?", respondo: la televisión y cómo funciona. No tenga ninguna duda sobre ello.

P. ¿Incluida la televisión gallega?

R. Incluida la gallega, como es natural, que funciona muy bien y con todos los requisitos adecuados a este respecto. Si todo el mundo pudiera presentar un balance de televisiones públicas como la gallega, serían balances muy buenos. Sigo diciendo que discutir que la televisión no hay que discutirla como lo demás me parece de broma. Es de broma.

P. ¿Qué le parece que el presidente de Nuevas Generaciones de su partido se declare objetor de conciencia?

R. No me ha parecido bien. Porque yo creo que el servicio militar, previsto en la Constitución, aunque -siempre lo digo- es perfectible, mientras esté ahí hay que cumplirlo. No me ha parecido bien que haya hecho esa declaración, pero lo comprendo perfectamente dentro de lo que son las juventudes de un partido, que siempre marcan ciertas diferencias. Yo sigo pensando en un servicio militar modernizado, puesto al día, reducido a un servicio social cada vez más importante, inclusive la defensa en todas sus formas, la defensa civil, etcétera, y cada vez más completado por un sistema profesional. Pero servicio militar, por supuesto.

P. ¿Cómo ha visto que el partido que usted puso en marcha haya llegado a ser en las elecciones europeas el más votado?

R. Siempre he creído que llegaría a serlo. También sabía que tendríamos que navegar contra corriente durante mucho tiempo, que había que esperar, que había que saber dar el paso y pasar la mano -que, por cierto, no lo hace todo el mundo en España- y, como es natural, me alegro de todo ello. De haber previsto que, al final una estructura política muy frecuente en los países que tienen algún punto de referencia con nosotros en Europa, de un bipartidismo, imperfecto, pero principal, se daría, y en eso estamos. Y creo, además, que en estos momentos los vientos de la historia más bien van al final de una centuria socialista, centuria y media si usted quiere. Van en otra dirección.

P. Han conseguido agrupar a todas las derechas.

R. Vamos a decir el centro-derecha. Porque "todas la derechas" incluye un sector no democrático, afortunadamente muy pequeño en España, aunque se está reforzando demasiado en otros países de Europa. Lo que podemos llamar el centro-derecha y las derechas democráticas yo siempre pensé que lo lógico era que se integrasen, como hizo el socialismo con las izquierdas equivalentes, centro-izquierda, izquierda-democrática, y en esa dirección estamos. Naturalmente, eso tiene un atractivo para la gente de la UCD, como no; la pena fue no haber podido hacerlo antes. Y en eso tengo que acusar de alguna responsabilidad a Adolfo Suárez. Yo propuse acuerdos a Suárez, primero, y a Calvo Sotelo, después, y no los quisieron aceptar... El resultado es que UCD desapareció y luego vino el CDS, y eso no era lo que el pueblo queria.

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