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Salvar el Ateneo

Notendría perdón Madrid si dejara morir, o tan sólo languidecer, a una de las instituciones culturales con más solera. de España: el Ateneo. La muerte de don José Prat en mayo pasado privó a la docta casa de una figura con espíritu ateneísta. Don José, que conoció el mejor Ateneo, el de Azaña, Unamuno o Valle-Inclán, dedicó en los últimos años de su vida las muchas energías que le quedaban a restablecer el prestigio y la actividad cultural de la institución.Su sucesor, que será elegido en octubre, deberá restaurar la venerable sede de Prado, 21, y terminar las obras de amplia ción en el edificio contiguo. De berá hacer Mucho más. Hoy produce melancolía entrar en él Ateneo. Todo tiene allí un aire caduco. Por ' culpa de las obras, de interminable curso, no puede consultarse la espléndida hemeróteca. No hay dinero para renovar e informatizar la biblioteca, una de las mejores de España. Admira comprobar que un grupo de ateneístas vocacionales, y los empleados de la casa, pese a los motivos que tienen para sentirse desanimados, sigan manteniendo la actividad de lo que fue el más importante foro cultural de Madrid. Viendo el estado del Ateneo, uno piensa en la inclinación de los españoles a hacer, como se dice, almoneda de lo mejor que tenemos. Hay en éste caso falta de sensibilidad. El. entusiasmo de los poderes públicos parece perfectamente descriptible; el de la ciudadanía y de las instituciones y fundaciones privadas no da señales de ser mucho mayor. Y, claro, de no muchos lugares se puede decir que, allí escribiera sus ensayos Cosa; sus discursos Castelar, sus obras Clarín; que frcuentaran sus tertulias, en la Cacharrería, escritores y políticos; y, sobre todo, que fuese lugar de civilizado debate de las más opuestas ideologias.

El Ateneo fue fundado el 1 de junio de 1820 por un grupo de personalidades doceañistas. El regreso del absolutismo, en 1823, le hizo llevar una vida oculta hasta que, después de la muerte de Fernando VII, en 1835, se reorganizó bajo la presidencia del duque de Rivas por un numeroso grupo de intelectuales y políticos como Argüelles, Istúriz, Olézaga, Martínez de la Rosa, Donoso Cortés, Ventura de la Vega, Larra, Espronceda. El Ateneo tuvo, durante elsiglo XIX, varias sedes, hasta que en 1884 fue inaugurado el actual edificio de Prado, 21.

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