Las ambiciones de España

Jacques Santer empezará consultas inmediatamente para dar forma a la nueva Comisión Europea. El comisario español por el Partido Popular, Marcelino Oreja, nombrado hace escasos meses para sustituir a Abel Matutes, tiene su puesto asegurado para cinco años más. Oreja pretende obtener una cartera de Asuntos Institucionales y Relaciones con el Parlamento, que puede adquirir gran importancia ante la reforma. institucional prevista en 1996. El puesto del comisario socialista, Manuel Marín, en cambio, es más controvertido. Marín lleva ocho años en Bruselas, es vicepresidente de la actual Comisión y cuenta con muchas posibilidades de retener el primer puesto de prelación después de Santer si hace valer su veteranía y la necesidad de equilibrar el poder en la Comisión. El propio Felipe González reconoció que el primer vicepresidente debe ser socialista, del sur y de un país grande, y aseguró que se opondrá a la idea de dar una única vicepresidencia al Reino Unido.

No todos son de la misma opinión. Numerosos diplomáticos y altos funcionarios consideran que España debe intentar obtener una cartera de mayor contenido que la de Desarrollo y. Relaciones con el Tercer Mund6, que ocupa ahora Marín. Los comisarios españoles no han tenido: nunca en los ocho años de presencia en Bruselas una cartera de primera fila.

En 1988, en las consultas previas a la formación de una anterior Comisión, Delors pidió a González el nombramiento de comisarios con mayor peso político si deseaba obtener carteras más importantes. Esta vez España cuenta de nuevo con una ocasión, según reconocen fuentes tanto de la Comisión como de la Administración española, para mejorar posiciones y obtener, por ejemplo, la cartera de Economía, Finanzas y Asuntos Monetarios, ahora en manos del danés Henning Cristophersen. España cuenta con dos candidatos sólidos: el ex ministro de Economía Carlos Solchaga y su sucesor, Pedro Solbes.