Enemiga
Ebrios de felicidad, los jugadores brasileños reciben de manos del presidente de la República mexicana la Copa de Oro Rimet, que han conquistado definitivamente y con pleno mérito. El equipo azzurro resistió durante una hora y después pagó fatalmente el duro esfuerzo sostenido el miércoles contra Alemania. Es una, pena todo lo que perdemos con nuestra derrota,- pero no es un deshonor perder contra un equipo como el brasileño, que tiene unos jugadores extraordinarios en sus filas y un esquema de juego claramente práctico y moderno.En el primer tiempo, nuestro equipo se comportó bien incluso por su derroche de energías. El gol brasileño fue una proeza de Pelé, pero, hasta ese momento, no estaba justificado por el desarrollo del partido. La inteligente actuación de Mazzola y de De Sisti como centrocampistas, apoyados por Domengini, favorecía a nuestros extremos, entre los cuales sobresalía Rosato, que resultaría ser el mejor del equipo al final de la competición.
Boninsegna, generoso, ayudaba incluso en los cortes prodigán dose por Bertini, que era el que más dificultades teñía de los nuestros. Facchetti había logrado encerrar a Jairzinho, ayudado de vez en cuando por las intervenciones de Mazzola. Burgnich, que controlaba a Pelé dejando Rivelino a Bertini, se comportaba discretamente sobre el. marcaje de o Rey, pero se encontraba siempre en la zona equivocada del campo.
Naturalmente, el juego ofensivo de los brasileños, apoyado de forma espléndida por Gerson y Clodoaldo, creaba un peligro constante, pero cuando la iniciativa pasaba a los azzurri, se notaba que la defensa brasileña podía romperse. Efectivamente, al aprovechar un error de Clodoaldo, el óptimo Boninsegna logró igualar la contienda.
En el intervalo, pensamos en el partido de ayer, durante el cual vimos a Alemania literalmente destrozada en los tres cuartos de hora de la reanudación. Pensamos en las condiciones de los alemanes y que, por desgracia, el equipo italiano ha vuelto a repetir su actuación, parcialmente.
Cuando Gerson, con un tiro fulminante de la izquierda, dio la venta . a a Brasil, hay que reconocer que el gol fue ampliamente merecido. El resto del partido cuenta hasta un cierto punto: nuestro equipo tuvo todavía llamaradas de voluntad, pero sus acciones ya no tenían ni el orden ni la lucidez táctica del primer tiempo.
Tuttosport
21 de junio de 1970
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