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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Imposible dormir

Después de espetar pacientemente las largas filas de contribuyentes a las arcas del fisco durante la mañana del viernes día 17 de junio y llegar, tras una larga jornada de trabajo, al hogar para disfrutar de un merecido descanso, sorpresa.La tarde-noche de este mismo día me deparaba un espectáculo de película.

Sentada tranquilamente en el salón de mi casa, me sorprendió un ruido que identifiqué con la película Apocalypse now, pero era imposible, ese día no aparecía esta película en la programación de la televisión. ¿Habrán adquirido el vídeo los vecinos y lo estarán escuchando a todo volumen? De repente, el sonido se transformó en realidad y un helicóptero amenazó introducirse por la ventana. Calma, parece que se aleja. Pero no, a los cinco minutos vuelve a aparecer, el ruido es atronador. La escena continúa durante las siguientes dos horas.

El motivo de tan escandaloso espectáculo es una manifestación de okupas, de la que no oíamos ni los gritos, ahogados por el ensordecedor aleteo de los helicópteros.

Por fin logré alcanzar la paz huyendo durante el sábado y el domingo a un lugar de la sierra.

A la vuelta, más relajada, aunque soporté la caravana habitual de acceso a Madrid, me dispuse a dormir.

Vano intento: a eso de la 1.30 de la madrugada, me despierta algo cotidiano desde hace tres años todas las noches de los domingos. Un maravilloso grupo de jóvenes que se reúnen en la plaza del Campillo del Mundo Nuevo, a la puerta de su discoteca favorita, con sus vehículos abiertos de par en par, para que compartamos su entusiasmo por la música bakalao, y a tal fin ponen sus radios a todo volumen, acompañando el estruendo con golpes en sus coches o en los de los vecinos, con gritos estridentes y pitadas de claxon.

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Todo ello unido con un tráfico incesante de coches, motos, personas hablando para sordos.

La crispación va en aumento, vueltas en la cama, llamadas a la Policía Municipal, no hay solución. A las siete de la mañana la fiesta continúa, me levanto sin haber pegado ojo, me ducho y me dirijo a mi trabajo, totalmente agotada y con unas ojeras hasta los pies.

Tal vez hay que seguir los consejos de la Policía Municipal, ellos no pueden hacer nada, pero los vecinos estamos en nuestro derecho de arreglarlo personalmente. ¿Tendrán razón los del barrio de. Maravillas? ¿Para qué pagamos nuestros impuestos? ¿Para qué ... ?

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