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Consulado en Madrid

Las casas regionales ofrecen una potente oferta cultural, con 2.000 actos el pasado año

La mitad de la población de Madrid, aproximadamente, es originaria de otras regiones españolas. Si las delegaciones de las 17 comunidades autónomas en Madrid fueran embajadas, las casas regionales operarían como consulados informales. Sus aproximadamente 30.000 miembros quieren prolongar aquí sus vínculos con sus comunidades de origen. Hoy encaran con una potente oferta cultural -2.000 actos el pasado año- un futuro desdibujado por el frenético ritmo de vida y de relaciones interpersonales -cada vez más difusas- que la gran ciudad impone a sus habitantes.A modo de colchones amortiguadores, estos centros cumplieron un papel primordial en la adaptación de los recién llegados al medio madrileño, mientras les permitían conservar los vínculos culturales -"las raíces"- con su tierra de procedencia. En toda España, el número de casas regionales se cifra hoy en unas 400, integradas en una confederación nacional y nueve federaciones. Una de ellas, con sede en Madrid, federa a 37 casas regionales. Forman parte del tejido humano, social e institucional de la ciudad.

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Prosperidad y modestia

Varían mucho en su tamaño, sus actividades y su grado de prosperidad. Las hay con casi 10.000 miembros y con sólo 200; unas con patrimonio saneado, edificio y polideportivo propios (Centro Asturiano); otras con escasos recursos, establecidas en un piso. La de Salamanca acaba de ser dada d ebaja federativa por falta de actividad, explica Carmen Ruiz Ballesteros, secretaria general en funciones de la federación en Madrid y pionera de la nueva Casa de Cantabria, una de las más dinámicas de la ciudad.Los asociados de las casas regionales, de todas clases y edades, se reúnen, votan y eligen sus representantes para ayudarse y para contar en la vida ciudadana. También comen, beben y discuten en sus sedes, para fortificar su identidad de origen.

Las casas regionales federadas en Madrid funcionan hoy normalmente como clubes culturales o sociedades recreativas; recaudan una cuota de funcionamiento 4 los mayores de 18 años -entre 200 y 1.000 pesetas mensuales- para sufragar sus sedes, que las más prósperas, casi siempre norteñas (Asturias, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Cataluña, Galicia), poseen ya en propiedad. Los centros más numerosos son los extremeños, enclavados en las ciudades del cinturón madrileño.

Algunas cuentan con afamados restaurantes que, en ocasiones, las cofinancian y otras albergan delegaciones oficiales de la comunidad autónoma de procedencia (Casa de Cantabria).

Casi todas ellas despliegan exposiciones artísticas (Casas de Guadalajara y de Palencia), con ferencias (Círculo Catalán), con ciertos (gozan de nombradía los de la Casa de Cantabria), actos deportivos y, cada vez menos, muestras folclóricas; editan revistas -en ocasiones magníficas, como la de la Casa de León-, otorgan premios (son célebres los de San Isidro, de la Casa de Córdoba) y realizan promociones de artículos. regionales (catas de vino en el Centro Riojano), entre otras actividades. Suelen contar con paneles de paisanos notables, que orlan los cuadros de honor exhibidos en sus sedes. Premian la militancia paisanil de sus hijos e hijas más notables y distinguen a socios y foráneos, insignes y bellas, con galardones anuales.

Gran parte de la vida cultural madrileña tiene en estos centros un sólido asiento, por ser su oferta cada vez más amplia. Su fiesta coincide con el Día de las Regiones, que este año se celebrará en octubre. Cada 15 de mayo realizan una concentración muy concurrida en la plaza Mayor.

La federación en Madrid, con sede en la antigua Casa de Guadalajara, recibe una subvención de las concejalías municipales de participación ciudadana y de cultura y otra, de menor cuantía, del Centro de Estudios y Actividades Culturales de la Comunidad de Madrid.

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