Sociedades "casi" anónimas
Las Casas Regionales afrontan hoy el desafío de su transformación. No quieren seguir siendo "lugares de nostalgia, ni cómodos casinos", sino más bien aspiran a convertirse en centros "dinámicos y abiertos, que fortifiquen el tejido social y contribuyan a vertebrar la sociedad civil, mediante la oferta de espacios de comunicación personal, orientación y servicios útiles", según asegura Eugenio Mazón, de 63 años, abogado, vicepresidente de la Confederación Nacional de Casas Regionales y presidente del Centro Riojano de Madrid. "Nuestro desafío es hacer viables los Centros Regionales en el siglo XXI", asegura.Para él, las actividades de estos consulados regionales deben ser ampliadas con nuevos cometidos, como los de desarrollo turístico regional, que la directiva que preside ha afrontado mediante conciertos suscritos con urganismos autonómicos y estatales.
Las Casas más ricas cuentan ya hoy con Círculos de Empresa rios propios (Cantabria, Asturias, Círculo Catalán) e, incluso, con gerentes profesionales. Entre éstas, la tendencia lleva a su con versión funcional en sociedades casi anónimas.
Frente al caciquismo y el clientelismo, azotes de la vida política española, las Casas Regionales ejercieron y aun ejercen el paisanismo, una urdimbre de relaciones de ayuda y prestaciones mutuas entre paisanos influyentes, a menudo profesionales liberales, y no influyentes, asen tados los unos y por asentar los otros; éstos, una vez enraizados, reproducían los mecanismos de ayuda hacia los nuevos inmigrantes.
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