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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Atropello

El motivo de la presente carta es dar publicidad a lo que, si no me engaño, es un grave atropello cometido por los servicios de escolta de Presidencia del Gobierno. Los hechos son los siguientes: funcionarios de policía se han personado en el domicilio de mis padres a pedir explicaciones sobre mí; informado de la inhabitual visita, telefoneé a tres comisarías de policía (Retiro, Ventas y barrio de la Estrella), pero en ninguna de las mismas existían antecedentes de una investigación sobre mí procedente de Presidencia del Gobierno. Motivo: algún funcionario se había sorprendido de que mi coche estuviera aparcado en determinada plaza, lejos de la zona donde estoy domiciliado (relativamente lejos, habría que decir- tres paradas de autobús) y verme a mí con una cámara de vídeo (por eso habían preguntado a mis padres si yo era periodista), lo que había motivado una mera comprobación y no tenia por qué preocuparme.El motivo real parece claro: mi hija asiste a una guardería y a una academia de danza sitas una junto a la otra, y de las que excuso dar el nombre, desde hace tres años; y para mi desgracia, a la es cuela de ballet asiste también la hija del presidente del Gobierno. Se hizo la luz, algún escolta nuevo o sustituto, pues los anteriores, después de tres años, seguro que me conocen de sobra, en un ataque de paranoia, tal vez des pués de haber visto En la línea de fuego, había sospechado de mí e iniciado una investigación. Molesto, di por zanjado el asunto, pero al día siguiente, cuando fui a recoger a mi hija, aparqué el coche junto al vehículo de los es coltas de la hija del presidente del Gobierno, y ostensiblemente me

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quedé junto a él, por si querían preguntarme algo; como no fue así, decidí no preocuparme más.

Pero, para mi infinito bochorno, al día siguiente la directora donde asiste mi hija nos llamó a mi esposa y a mí y nos dijo que funcionarios de policía habían estado indagando sobre mí en la guardería. Imagínense la vergüenza que pasamos. Mi indignación no conoce límites. ¿Por qué los escoltas o el funcionario que fuere no me preguntaron a mí directamente? ¿Qué nivel intelectual tiene alguien que se sorprende de que lleve a mi hija a la guardería a. tres paradas de autobús de mi domicilio, cuando la hija del presidente del Gobierno viene desde la otra punta de Madrid? ¿Conocen la Constitución? ¿Cómo se puede ser tan extraordinariamente torpe para preguntar sobre mí en el colegio de mi hija? ¿A quién se le puede ocurrir semejante atropello? ¿Cómo explico yo en el colegio de mi hija que unos policías fueron a preguntar por mí porque a alguien no le gustó donde aparqué mi coche, y que fuera con una cámara de vídeo a grabar la fiesta de la guardería de mi hija? ¿Es eso sospechoso? ¿Por qué no esperaron a verme salir del colegio con mi hija? ¿Por qué no preguntaron a los anteriores escoltas? ¿Con qué derecho atropellan mi intimidad y mis derechos constitucionales? ¿Quién quita a mi mujer el disgusto y la vergüenza que ha pasado ante la directora del lugar donde nuestra hija está, de nueve a cinco?

¿Qué es peor, la arrogancia de los poderosos o la estulticia de los esbirros? ¿Quién elige a los escoltas de la hija del presidente del Gobierno? ¿El mismo que eligió a Luis Roldán? ¿Hasta cuándo, Filippus, abusarás de nuestra paciencia?-

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