_
_
_
_
_

El Gobierno francés releva a dos jefes policiales por espiar a los socialistas

Enric González

Dos altos cargos de la policía francesa cesaron ayer en sus funciones, como responsables de un esperpéntico asunto de espionaje político. El director de los Servicios de Información, Claude Bardon, y el jefe de la sección encargada de los partidos políticos, Bertrand Michelin, pagaron por la transmisión en directo efectuada por un policía durante una reunión. del Partido Socialista (PS), a puerta cerrada, en la que se forzó a dimitir al secretario general, Michel Rocard.

La historia fue revelada el miércoles por el semanario Le Canard Enchainé. Un policía había sido enviado, el pasado 19 de junio, a la reunión en que el Partido Socialista iba a pasar cuentas a Michel Rocard por el desastroso resultado en las elecciones europeas. En Francia sigue existiendo un servicio de información político en la policía, por lo que la presencia del agente no resultó extraña.Sí fue extraño que un miembro del servicio de seguridad, conocido del agente, le hiciera pasar a una sala de traducción simultánea desde la que pudo seguir el desarrollo de la reunión de la directiva socialista. Y aún más inusual fue que el agente, aprovechando que había un teléfono en la habitación, transmitiera en directo a su jefe, Bertrand Michelin, los debates que culminaron en la dimisión de Rocard.

Michelin felicitó a su subordinado por la exclusiva, y ahí hubiera acabado la historia de no haber sido publicada por el Canard. Los diputados socialistas exigieron explicaciones al ministro del Interior, Charles Pasqua, y éste las ofreció inmediatamente. Fue, dijo, una "actuación individual que yo no puedo hacer, como ustedes, otra cosa que deplorarla".

Pasqua minimizó la importancia del asunto, pero prometió una investigación interna, mientras los socialistas exigían la creación de una comisión investigadora en la Asamblea Nacional y anunciaban una denuncia ante los tribunales.

Intervino entonces un factor ajeno al asunto: la proximidad de las presidenciales. Ese es un elemento que condicionará constantemente la política francesa hasta que, en mayo de 1995, se elija al sucesor de François Mitterrand. Para sorpresa general, Bernard Pons, jefe del grupo parlamentario de la Agrupación por la República (RPR, gaullistas, el mismo partido del primer ministro Edouard Balladur y de Charles Pasqua), se unió a los socialistas en contra del Gobierno y calificó el caso de "muy grave, porque supone un atentado contra la democracia".

Pons es un hombre de Jacques Chirac, el líder del partido, y por tanto un enemigo de Balladur mientras éste sea el más claro rival de Chirac en la carrera hacia el palacio del Elíseo. Los gaullistas duros están con Chirac, contra Balladur.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_