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MUNDIAL 94

Charlton recibe una muestra de talento

Holanda es un conjunto desconcertante. Aglutina un puñado de buenos jugadores que en muchas fases de los partidos exhiben una película mediocre, inferior a la suma de sus talentos. Su director, Dirk Advocaat, cambia los papeles en cada partido. La resultante es un equipo que alterna escenas brillantes en ataque con secuencias infantiles en defensa. Su extraordinaria materia prima -que ha alimentado al mejor fútbol europeo de los últimos quince años- le permite caminar en el Mundial; disfrazar una anarquía táctica (y espiritual).Frente a la ruda Irlanda explotó el último filón holandés: Mark Overmars (21 años). Con su velocidad, el joven extremo del Ajax brindó una sesión gratuita de hidromasaje a las cinturas irlandesas. Las quebró una y mil veces. En un galope perdió de vista a Phelan y Babb y concedió el gol a Bergkamp. Al filo del descanso fue el portero irlandés Pat Bonner el que concedió a Jonk el segundo gol holandés.

Afloraron entonces las miserias de Irlanda, una fotocopia del fútbol británico. El seleccionador de Irlanda, Jacky Charlton, lleva años sacando petróleo de un equipo físico que despliega un juego áspero. Un papel de lija en la piel de cualquier rival. Pero Charlton no ha descubierto el talento, un valor futbolístico primordial. Ayer tuvo una muestra, aun cuando Holanda lo administró con cuentagotas. Se lo guardó como un paño de oro durante todo el, segundo tiempo: un monólogo aéreo sobre el marco holandés.

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