Dosís de erotismo
En el fútbol 'sexy y la "formación" pasa a ser un "reparto"
Desde el momento en que los árbitros se han quitado el luto, el fútbol ha ingresado en el entertainment. Estados Unidos 1994 será la marca que habrá dividido el fútbol en dos: antes y después de su carga trágica.En adelante, todo el fútbol pertenecerá al universo de la ficción y, por ejemplo, los llamados "fóndos Sur" más que como fanáticos actuarán como extras de una película al aire libre. El espectáculo ha ocupado el antiguo lugar de la creencia y crecientemente se adereza con elementos de amenidad. Uno de ellos, propio de este Mundial, que tiene a Estados Unidos como escenario, es la caracterización individual mediante la extravagancia del pelo.
Los aislados ejemplos de otros campeonatos anteriores se multiplican ahora con el equipo norteamericano en primer lugar. De sus jugadores más representativos, cuatro se exhiben con arreglos llamativos. El guardameta titular Tony Meola se peina una cola de caballo, Cobi Jones lleva una permanente de rasta, Marcelo Balboa ondea una melena flamígera y Alexi Lalas ha reconquistado la larga perilla de moda en el Greenwich Village de los años cincuenta. Cada cual logra ser uno en coherencia con el mandato norteamericano de afirmar la propia per sonalidad y en fomento de la tendencia por convertir el fútbol en una amenidad más rentable. El equipo pasa de ser una "fórmación" a ser un "reparto" y los jugadores llegan con mayor impulso a ser estrellas.
Esta tensión por lo vistoso no ha ingresado aún en la selección española donde su entrenador Javier Clemente es una personalidad muy chapada a la antigua. Mientras una buena parte de los equipos restan es poseen uno o varios personajes fulgentes, los comentaristas se rompen la cabeza para encontrar un rostro insignia en la selección española. El recurso de los medios informativos norteamericanos ha sido el capitán del equipo español, Andoni Zubizarreta ("portero legendario" dicen) lo que conduce también a los tiempos premodernos del balompié.
En este sentido, poco nos distinguimos de los jugadores alemanes que tienen en su capitán Lottar Mattháus su punto seminal, reproductor. de la especie futbolística de antaño. Tampoco los brasileños fácilitan demasiadas estampas modernas. Brasil en el otro continente, preserva el sabor del fútbol que da radiado y no televisado, cosa de fotos y no de telefilm. Con ese patrón escueto se comportan también equipos del continente africano como Camerún o Nigeria venidos a copiar el rigor de los maestros, con las sombras muy rapadas.
Argentina o Colombia, por el contrario, han seguido desde tiempos anteriores tendencias narcisistas y sus jugadores han rizado o dejado cundir las cabelleras. Baggio salva a Italia con el diseño de la cola y Alain Sutter, de una selección muy contenida como fue Suiza pero desmelenada en su aparición de 1994 se conduce con la silueta actual de los superhéroes.
El videojuego, el comic, la película, rodean la acción del fútbol para homologarlo como producto comercial de nuestros tiempos. Bueno para el negocio, apto para ser explotado a través de la toda geografía. Con este campeonato puede qué el fútbol no gane en calidad pero es seguro que ganará en divisas. El fútbol es sexy dicen en Estados Unidos, con una interpretación de los hechos que jamás se le habría ocurrido al aficionado conspicuo. Cosa de hombres y para hombres, el fútbol fue milicia. Ahora, en sus entresijos, entre melenas y collares, el marketing investiga su erotismo.
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