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Un solo colono judío perpetró la matanza de Hebrón, según el informe oficial

Tarde, como suele ocurrir en Oriente Próximo, se hizo pública ayer la verdad oficial de la matanza de Hebrón, perpetrada el pasado 25 de febrero y en la que murieron al menos 29 palestinos. La comisión formada por cuatro jueces judíos y uno árabe, a cuyo frente estaba el presidente del Tribunal Supremo, Meir Shamgar, escuchó testimonios durante seis semanas de 106 personas -entre ellas, el primer ministro, Isaac Rabin-, estudió informes balísticos y redactó un informe de 338 páginas. Su principal conclusión es que el médico judío, originario de Nueva York, Baruch Goldstein (que murió a manos de los supervivientes) fue el único autor de la matanza y que no hubo negligencia o responsabilidad de jefes militares o líderes políticos.

Dirigentes palestinos, habitantes judíos y palestinos de Hebrón y pacifistas israelíes criticaron el informe, cuyas recomendaciones han sido asumidas por el Gobierno de Isaac Rabin. "El Gabinete israelí y la policía del cercano asentamiento judío de Kyriat Arba son completamente responsables de este horrendo crimen", aseguré Saeb Erekat, miembro del Gobierno de la autonomía palestina en Gaza y Jericó. En el mismo sentido se expresó Nabil Shaath, uno de los más cercanos consejeros del líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasir Arafat.El ex ministro de Defensa israelí Ariel Sharon, que tuvo que dimitir por su indirecta responsabilidad en la matanza de los campos de refugiados palestinos de Chatila y Sabia (Beirut, 1982) aseguró que el informe sobre el suceso de Hebrón prueba que se cometió una clara injusticia con él. En cuanto a Rabin, declaró que una matanza perpetrada por "un judío loco" siempre es posible, pero que espera que "no vuelva a ocurrir". Y añadió: "De la misma manera, espero que los asesinos de Hamas y Yihad Islámica dejen de atacar a los israelíes". El Ejército, el Gobierno y los colonos se han felicitado por las conclusiones de la comisión. Entre los palestinos, al igual que entre sectores pacifistas judíos, la decepción es generalizada.

Nadie ayudó a Goldstein cuando se le acabaron las balas. Según el documento que se convertirá en ley, mató a 29 árabes que oraban, pero no hubo complicidad alguna de colonos que habitan en la vecina colonia de Kiryat Arba, donde en su tumba se venera hoy la memoria de un héroe y donde no se marchitan flores porque se cambian todos los días.

La comisión encargada de investigar la matanza emitió un informe conciliatorio. Golstein no tuvo cómplices. Nadie, que se sepa, cuestionó los informes balísticos. Numerosos testimonios de palestinos rechazan esta versión, incluso la declaración de los centinelas judíos de la mezquita en la que se produjo la matanza cuestiona los esfuerzos para presentar ésta tras el antifaz de una locura solitaria.

Las conclusiones no proporcionan el menor consuelo, para las víctimas. A pesar de la aparente placidez del mercado de hortalizas frescas de Hebrán, hondo corre el río de odio entre árabes y judíos de Hebrón. El cementerio local no discrimina religiones. En muchas lápidas existen acusaciones. Fulano de tal yace aquí y su tránsito por la vida fue una tarde violentamente interrumpido por Zutano.

La objetividad del informe de la comisión Shamgar era ayer motivo de escepticismo en Hebrón, donde aún sigue abierta la herida del 25 de febrero. "¿Qué esperaba?", dice un farmacéutico cuyo sobrino cayó abatido por las balas de Goldstein. "¿Justicia? ¿en Israel...?". Ayer, las escenas eran familiares. Colonos judíos armados con ametralladoras Uzi paseando en el angosto mercado de verduras, comerciantes árabes con el miedo en los ojos y muchachos recogiendo en baldes piedras para tratar, simbólicamente, de resistir frente al ejército israelí. Nadie, por supuesto, les dijo que la Intifada, la guerra contra la ocupación, se ha terminado. Por eso, y sobre todo por el dictamen sobre la matanza, seguían tirando piedras, y la rabia era absolutamente genuina.

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