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Sociólogos y filósofos detectan el principio de otra revolución contestataria de los jóvenes

El afecto y la ecología ganan al dinero y al desarrollo entre los nuevos valores

Juan Arias

Un cambio de valores éticos empieza a advertirse entre los jóvenes españoles de 16 a 24 años, que apreciarían más el afecto que el dinero, el trabajo creativo que el trabajo fijo, la defensa de la tierra que el desarrollismo, los avances científicos que la política partidista, la espiritualidad personal que la religión oficial, la paz que el belicismo. El psiquiatra italiano Piero Rocchini no excluye una nueva explosión de contestación juvenil, aunque sería, dice, "muy distinta de la del 68".

Si el eslogan de los jóvenes en 1968 era "La imaginación al poder y fuera las reglas", la de los jóvenes de hoy es más bien "El afecto al poder y dadnos nuevas reglas", ha dicho a EL PAÍS el experto italiano en psiquiatría política, Piero Rocchini, quien no excluye que pueda haber en el futuro próximo una nueva explosión de contestación juvenil, aunque sería, dice, muy distinta de la primera.Según los primeros análisis científicos realizados en 20 países aparecen muchos elementos contradictorios, como subraya Rafael Díaz-Salazar, catedrático de sociología de la Complutense de Madrid y uno de los investigadores del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), quien pone como ejemplo emblemático que entre los nuevos valores se advierte un reforzamiento de la familia. Hasta el punto que en un reciente sondeo la mayoría de los españoles, incluidos los jóvenes, aparece dispuesto a morir por la familia antes que por la patria, la libertad o la paz. Aunque también es cierto que se trataría de un tipo de familia distinta , en la que importan más el mutuo aprecio, la comprensión y la tolerancia, que el compartir ideas o creencias.

Pero junto con la defensa del valor familiar, considerado un valor tradicional -de ahí la perplejidad de los investigadores, que lleva al sociólogo Enrique Gil Calvo a decir: "Confieso que me siento despistado"-, los jóvenes apuestan más bien por los nuevos valores, desde la ecología a las libertades sexuales pasando por el antibelicismo.

Weber contra Marx

"Yo creo que no es una casualidad", afirma el filósofo José Luis L. Aranguren, "que hoy vuelva a surgir entre los más jóvenes la insumisión, que yo veo como un valor positivo, no en cuanto rebeldía contra una ley, sino por lo que entraña en sí mismo contra la guerra y la violencia". Y añade: "Estoy seguro de que los más jóvenes están madurando nuevos valores, aunque es aún difícil hacer hipótesis sobre qué tipo de valores podrán ser".De algún modo, los jóvenes parecen sentirse más cerca de Max Weber que de Karl Marx, es decir, de la cultura y de la estética que de la economía. ¿Pero no aparecen cada vez más involucrados en ritos violentos y neofascistas? El sociólogo Gil Calvo niega que se trate de un fenómeno mayoritario. Para él, los nuevos grupos violentos son claramente minoritarios y sólo masculinos. "Son jóvenes", dice, "que han sufrido el fracaso escolar, que tienen un futuro negro y sin trabajo y para emerger, para sentirse algo, se refugian en rituales masculinistas violentos y racistas", pero que no dejan de ser -y más aún en España- minorías.

Según los analistas, lo que ya no existe como antaño es una autoridad política, civil o religiosa capaz de indicarte qué es un valor. Se han acabado las fuentes de referencia de los valores.

Se advierten, sin embargo, algunos rasgos que empiezan a caracterizar a las nuevas generaciones de jóvenes. La juez Manuela Carmena, decana de los jueces de Madrid, madre de familia, y vinculada a la izquierda, afirma: "A mí me apetecería hoy ser joven porque ellos pueden conjugar un empeño social y político, sin renunciar a vivir los valores de la intimidad y del afecto, como nos pasó a nosotros, que, absorbidos en luchar contra la dictadura, dejamos por el camino muchos valores personales a los que no teníamos que haber renunciado".

Según esta juez, los jóvenes de hoy tienen la suerte de beneficiarse de las conquistas sociales y políticas que habían hecho las generaciones pasadas al mismo tiempo que pueden gozar de los valores más personales.

Felicidad conseguida

El catedrático de ética de la Universidad de Nápoles, Giacomo Marramao, está en la misma línea. "No podemos juzgar los nuevos valores de los jóvenes de hoy con nuestras categorías arcaicas de derechas e izquierdas". Los nuevos valores, afirma Marramao, "han llegado de la mano de la cultura radical, que ha puesto en el centro del interés el tema de la vida, pero no como proyecto, como utopía, sino como factor de felicidad ya conseguida y que nadie tiene el derecho de obstaculizar".Marramao añade que eso hará que en el futuro próximo "los políticos que deseen obtener consenso entre los jóvenes deberán hablar el lenguaje de la vida, de las cosas, más que el de las, utopías y de programas abstractos".

Las primeras investigaciones de carácter científico sobre el cambio de valores en las sociedades desarrolladas se realizaron en 1981. El interés fue tal que se sumaron enseguida muchos otros países. Y en 1993 tuvo lugar una nueva investigación en la que participaron ya 43 naciones que, representaban a más del 70% de la población mundial y que culminó en el primer congreso internacional sobre el tema.

El sociólogo Díez Nicolás afirma que "existe hoy una creciente atención por parte no sólo de los científicos sociales, sino también de los líderes políticos, empresariales y financieros por los nuevos valores éticos".

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