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"Que me pongan las multas que quieran; no voy a dejar de descargar"

Al menos 99 transportistas violaban el horario ayer a mediodíaAlgunos transportistas que descargan a deshora en el área acotada por el bando se justifican por falta de tiempo

"Que me pongan todas las multas que quieran, porque no voy a dejar de descargar mientras no termine el recorrido, y si no le gusta al alcalde, pues que nos dé un trabajo mejor".El repartidor de cebollas, ajos y, patatas se mostró así de claro al ser sorprendido por un periodista mientras descargaba su camión a las 14.30 en la calle de Alcalá. El hombre estaba violando flagrantemente el bando del alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, que prohíbe, de 12.00 a 21.00, la entrada al casco urbano -y cargar y descargar- a camionetas mayores de 5,5 metros de largo por dos de ancho. El repartidor Julio Gálvez, que trabaja de sol a sol (desde las siete de la mañana hasta la tarde), irá a la huelga hoy: "A ver qué pasa cuando la gente se quede sin comida", exclamó. Acto seguido, echó mano a un saco de patatas y siguió trabajando. En un paseo de 90 minutos a primera hora de la tarde (a partir de las 13.15) por 120 calles del centro, tres periodistas sorprendieron a 99 camiones y grandes furgonetas ciescargando mercancía o circulando. La nueva norma parece haberse convertido en bando mojado. PASA A LA PÁGINA 3

Las patatas se reparten por la tarde

VIENE DE LA PÁGINA 1

En un centenar de calles de los distritos de Chamberí, Centro y Salamanca -casi dos kilómetros cuadrados de superficie-, las patatas, los bollos y los refrescos se repartían ayer a diestro y siniestro a primera hora de la tarde, sin que la Policía Municipal hiciese acto de presencia. Circulando o parados y con la mercancía distribuyéndose, exactamente 99 grandes furgonetas o camiones incumplían el bando del alcalde.

En algunos de los casos, los repartidores fueron preguntados por el bando que les impedía hacer su trabajo. Estas fueron algunas de las explicaciones que ofrecieron:

El repartidor de patatas

Julio Gálvez reparte todos los días menos el domingo sacos de patatas, ajos y cebollas desde las siete de la mañana hasta la tarde. Y lo va a seguir haciendo, pese a quien pese.

Los lleva en un camión a restaurantes, colegios y hoteles. A las 14.30 se encontraba ayer trabajando en la calle de Alcalá. 'To del bando está mal por la sencilla razón de que no da tiempo", decía, muy tranquilo.

Después se fue animando: "Que prohiban la circulación a los coches, que pongan autobuses más baratos y que nos dejen currar en paz cuenta. "Que me pongan todas las multas que quieran porque yo no voy a dejar de descargar mientras no termine el recorrido; y si no le gusta al alcalde, pues que nos dé un trabajo mejor", aclaraba medio gritando.

Gálvez es uno de los repartidores que hoy se sumará a la huelga: "Me parece una idea muy buena; a ver qué pasa cuando la gente se quede sin comida", exclama, y acto seguido echó mano al saco de las cebollas.

El frutero de Lagasca

Un frutero con tienda en la calle de Lagasca, José Buendía, descargaba ayer a eso de las 13.30 las cajas de tomates y de lechugas que almacenaba en su furgoneta, de más de dos metros de anchura. Ni siquiera sabía que desde las doce de la mañana eso está prohibido.

"Yo creía que el bando empezaba a las dos", dice, con una sonrisa irónica. Se opone a la norma por una razón muy concreta: su comercio cierra a las 14.30, y hasta esa hora está dispuesto a llevar suministro a quien sea. "Si me lo pide alguien que vive cerca y no es mucha cantidad, pues puedo llevar la mercancía en el carrito, pero si me piden más de una caja, como suelen hacer, por ejemplo, los restaurantes, pues lo meto todo en la furgoneta y ya está. ¡No las vamos a llevar en el metro!", decía riendo.

Patatas en Fuencarral

El joven movía sacos de patatas desde las trasera de su camión hacia algún lugar de la calle de Fuencarral. El reloj marcaba las 13.30. Contaba que para comprar su vehículo, que tiene dos meses, había mirado cuidadosamente sus medidas, porque alguien le avisó de que se le iba a echar encima un bando. "Y ahora resulta que la camioneta se pasa en 20 centímetros de ancho", explicaba; "espero echarle cara y que no me denuncien por 21) centímetros".

He empezado a las seis y media de la mañana y tengo que atender a 34 clientes, decía, repasando una lista anotada en un cuaderno-, que dividan y vean qué tiempo me da para cada cliente.

Refrescos calentitos

Muy cerca, un hombre de frente despejada y sudorosa, con bigote y un gran camión lleno de botellines, descargaba.

-Yo tengo que trabajar y de momento no me han denunciado. Ayer [por anteayer] los municipales me dijeron que me fuera. Tengo que hacer 64 visitas por el centro y he empezado a las siete de la mañana... El bando me parece muy mal, porque la hora en que está mejor el centro es precisamente a partir del mediodía.

El hombre se fue con sus cajas, pero antes explicó que en su empresa iban a tomar medidas; "es que ya han llegado dos denuncias", dijo.

El distribuidor de panecillos

Al ser preguntado el conductor de un camión de bollos por el bando, resulta que no conocía la norma, ni sabía cuánto medía el camión, ni el modelo que conduce a diario. Siguió manipulando su mercancía en Arapiles.

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