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La Iglesia reconocerá el papel relevante de la mujer que exigen sus monjas y seglares

La Iglesia católica está dispuesta a reconocer oficialmente la importancia del papel que las mujeres desempeñan en su seno, atendiendo a las peticiones de una mayor participación en los órganos directivos formuladas por monjas y seglares de vida consagrada. Así se afirma en un documento titulado Instrumentum laboris elaborado por el Vaticano, con la ayuda de un amplio sondeo de opiniones eclesiales, como preparación para el Sínodo sobre la vida consagrada que se celebrará en Roma en octubre.Al Sínodo, se dice en el documento, asistirán, junto a los obispos, superiores y superioras de órdenes religiosas, e incluso seglares que han profesado votos. La encuesta previa a las reuniones fue realizada en 1993 y 1994 y a ella respondieron 72 conferencias episcopales, nueve departamentos y tres organismos relacionados con los institutos de vida religiosa.

"Muchas respuestas piden que las mujeres puedan acceder a los lugares de reflexión, de consulta y de decisión y que estén. presentes en los organismos pastorales de las iglesias particulare", se lee en el Instrumentum laboris. "Es urgente reconocer con mayor precisión y de manera oficial el papel que ellas desempeñan en la Iglesia ( ... ). Ellas están todavía lejos de una inserción eclesial plena", añade.

El 75% de los efectivos

Las mujeres, a las que el Papa Juan Pablo II acaba de declarar definitivamente cerrado el camino hacia el sacerdocio, representan aproximadamente el 75% del millón largo de católicos dedicados a la vida consagrada, según el documento preparativo del Sínodo. Hay cerca de 3.000 institutos religiosos femeninos, frente a unos 500 masculinos.

El documento constata un aumento apreciable del número de vírgenes y viudas consagradas, de los eremitas y de otras formas de vida religiosa plena, que llevaron ayer al arzobispo Jan Shotte, secretario del Sínodo y responsable de la presentación del Instrumentum, a concluir que, lejos de disminuir, las vocaciones lo que han hecho es cambiar de forma.

Junto al "reconocimiento franco y claro de la dignidad de la mujer", el documento pide a éstas que resistan al "empuje de ideas democráticas no adecuadas para la vida de la Iglesia".

El documento trata el conjunto de los problemas actuales del clero, incluídas las peticiones "de un testimonio más claro de pobreza". "Es necesario abrir el corazón, la mente y la creatividad del amor evangélico a todos los nuevos pobres cuyo número crece cada día", se afirma en el texto. "Pero no se puede olvidar el mundo de los que permanecen completamtne indiferentes a las necesidades de los otros: los que parecen llenos de sí mismos, porque no les faltan los bienes materiales, pero a menudo sufren la desesperación y la soledad. ( ... ) También ellos están buscando los valores del Evangelio", sostiene el texto.

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