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Rusia trata como satélites a Ucrania y Bielorrusia

Las dos repúblicas de la antigua URSS celebran elecciones presidenciales bajo la órbita de Moscú

Pilar Bonet

Rusia aguarda las elecciones presidenciales que se celebran esta semana en Bielorrusia y Ucrania, el 23 y el 26 de junio respectivamente, con la seguridad de que, sea cual sea el resultado, Minsk y Kiev van a tener que contar con Moscú como líder indiscutido del espacio geoestratégico y económico ocupado por la URSS en el pasado.Más de dos años después de la cumbre eslava de Bielorrusia, que selló el desmoronamiento de la Unión Soviética en diciembre de 1991, la élite política rusa, casi al completo, acepta la existencia de los Estados resultantes como una evidencia irreversible y, al plantearse la reintegración del antiguo espacio soviético, parte de los fríos cálculos de beneficios y costes y no de nostalgias.

La diferencia de nivel de vida en Rusia y en sus vecinos occidentales queda ilustrada cada mañana en las dos estaciones de ferrocarril moscovitas, adonde llegan los trenes de Bielorrusia y de Ucrania, respectivamente. Sin ningún tipo de control sanitario, un enjambre de campesinos bielorrusos y ucranios exhibe su mercancía, los trozos de carne envueltos en plástico y en papel de periódico que, en vagones recalentados, han traído de sus pueblos para venderla por rublos.

La superioridad económica de Rusia respecto a Bielorrusia o Ucrania, dependientes de los suministros de energía de Moscú, es hoy un hecho y las optimistas expectativas de progreso económico en estos Estados no se han confirmado a corto plazo. La crisis económica en Bielorrusia y Ucrania parece haber influido en los razonamientos de políticos rusos que en su día lamentaron la desintegración de la URSS, pero que hoy no están dispuestos a retroceder en el camino recorrido.

El objetivo de la política rusa no es la restauración modificada de la situación existente antes de la desintegración soviética, sino "una modificación de aquellas relaciones, beneficiosa para Rusia, que conserve muchas de las ventajas de su anterior situación geoestratégica y cree simultáneamente una situación económica más ventajosa en la nueva comunidad de Estados", señala un documento del Consejo de Política Exterior y Defensa.

Tanto en Bielorrusia como en Ucrania, las elecciones se celebran bajo el signo ruso, y Vladimir Shumeiko, el jefe del Consejo de la Federación (la Cámara alta del Parlamento ruso), ha llegado a afirmar que en los comicios vencerán los líderes orientados hacia Rusia. En Minsk, el favorito es el primer ministro Viachelav Kebich, el principal defensor de la unión monetaria con Rusia, mediante la que Bielorrusia volverá a incorporarse a la zona del rublo. Los analistas son pesimistas respecto a la posibilidades de Stanislav Shushkevich, el padre de la independencia del Estado bielorruso, al que consideran quemado.

Curiosamente, en Ucrania, con tendencias nacionalistas más arraigadas que en Bielorrusia, no, existe hoy un candidato que refleje el nacionalismo radical antirruso. El peso de los sectores prorrusos es tal que hasta el mismopresidente, Leonid Kravchuk, el padre del Estado ucranio, hizo gala de un tacto exquisito el domingo en un programa de en directo organizado por la televisión. Kravchuk utilizó su habilidad como antiguo responsable de ideología comunista para tranquilizar a los rusos sobre el futuro de Ucrania..

El presidente, cuyo principal adversario es el antiguo jefe del Gobierno Leonid Kuchma, señaló que está dispuesto a firmar "mañana mismo" un tratado de libre comercio sin excepciones con Rusia y señaló que es este país y no Ucrania el que pone obstáculos y aduanas en el tráfico comercial.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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