A Brasil le bastó un poco de inspiración

Ganó con facilidad Brasil. Sin jugar bien, le fueron suficientes algunos momentos de inspiración para superar ampliamente a Rusia que sólo opuso disciplina defensiva. Con el balón. Brasil no usó su herencia histórica. Jugó muy precipitadamente, sin el rosario de toques cortos y cambios de frente que escribieron tantos manuales de buen fútbol. Sólo Rai fue en ese sentido auténticamente brasileño. Zinho apagado y Dunga y Mauro Silva que sintonizaron otra onda le restaron capacidad de maniobra. Rusia apenas discretamente manejó la pelota en el medio sin crear ocasiones de gol, sin talento, sólo cumpliendo obligaciones.

Sin el balón. Aquí sí Brasil fue fiel a su estilo. Achicó espacios hacia atrás y esperó en zona. Más que recuperar la pelota, Brasil provoca el error del adversario que termina entre gándola. Rusia dedicó tres marcas persecutorias a Bebeto, Romario y Rai y trató de enturbiar la circulación brasileña presionando en el medio. No consiguió nada. Romario hizo un gol y le hicieron el penalti del segundo, Rai fue el mejor y Bebeto no pasó de discreto pero más por sus desaciertos que por la marca que tenía encima.

Carrileros. Jorginho y Leonardo jugaron de laterales a la manera tradicional. Subieron permanentemente como para desmentir la necesidad de los tres centrales para que los carrileros sean ofensivos. Siempre los buenos laterales se suman al ataque, con la ventaja de la sorpresa.

Rai. El talentoso volante brasileño necesita un equipo de su país para mostrar toda su capacidad. Es que en otra parte resulta incómoda su ubicación táctica. Habría que decir, evitando eufemismos, que Rai se mueve por ahí. Y eso sólo es comprensible en Brasil y no en su París.

Hombre a hombre. Rusia apostó a la supuesta seguridad de la custodia individual para anular la inspiración de los mejores jugadores adversarios. Una vez más quedó en evidencia que esa seguridad es más aparente que real.

Córneres. A la manera tradicional 2, según la moda de este Mundial 0.