Témporas

¿Con qué votó usted el domingo? Ya sé que la pregunta no es constitucional, pues la norma sería preguntar a quién se ha votado. Pero yo me dirijo hoy a las constituciones defectuosas. Se dice que lo bueno es votar con la cabeza, no con el corazón. El consejo siempre me ha pare cido ampuloso: presupone que todos tenemos de los dos. Cuánto más propio que se votase con los pies o con la gorra. Complica más las cosas el "suplemento del alma", que no es la separata espiritual de El País Dominical, sino lo que los obispos pedían tener en cuenta al ir a la urnas. ¿Se acuerdan de aquél al que cambiar de chaqueta política se lo pedía el cuerpo? Cuerpo y alma: la eterna lucha del carca.

Lo voy a decir. Yo no voté ni con la cabeza ni con el corazón, y el alma sólo es de Dios. ¿Entonces? (Primer inciso. Deprime coincidir con la extrema derecha, pero es la leche. Sí, mi cuerpo habría votado a ese austríaco que denuncia nuestro yogur ¿de cochinilla? ¡De cochinadas! Ya que la moneda única va para largo, tengamos por lo menos un yogur europeo común, pues el pésimo producto español que pasa por tal hace ir de cuerpo).

Voté con el estómago, que, aparte del lugar donde se deposita el yogur, es el que genera la risa. Mi corazón habría votado a IU (pero mi cabeza no puede con Anguita). Mi cabeza utilitaria habría votado al PSOE (pero mi estómago no traga más). Votar al PP no entra en mi constitución. (Segundo inciso. Este sexto-columnista de la semana votó al BNG. No soy nacionalista, y por mucho que quiera, tampoco soy gallego, pero me gusta que haya, ahora que los derriban, un bloque ahí al norte. Y su líder es culto, bohemio y lleva sombrero de ala ancha).

¡Ay, los días del voto seminal, cuando metías un voto y se gestaba una ilusión! De seguir así, yo en las próximas voto con mi retaguardia.