El Mundial se juega en la barra
Copa al fresco y partidito en la terraza. Los dueños de los chiringuitos de la Castellana se unen al fútbol -temiendo no poder derrotarle- para no perder clientes durante el Mundial. Siete de las 13 terrazas que pueblan la playa asfáltica de la Castellana han instalado pantallas para que los balones no les quiten ni un cliente. Una de ellas (Bolero) se ha lanzado con una muralla de pantallas de vídeo (videowall). De la glorieta de Atocha a los alrededores del complejo AZCA, los arbustos se alternarán con el negro de los televisores mientras dure la competición futbolística. La otra, la empresarial, sólo termina con el verano.Los encargados de las terrazas destacan, si se les pregunta cómo se presenta la temporada, que la caza del cliente es feroz y que el Ayuntamiento mantiene un control férreo. Eso al menos opina Antonio, dueño de Castellana, 62, que ha visto desfilar a la Policía Municipal por su local cinco veces en dos días.
Algunos de los encargados de las terrazas dudan si poner o no televisores, porque temen una multa municipal. Antonio confía en que no haya problemas. "Cuando se celebraron los Juegos Olímpicos los pusimos y no pasó nada", recuerda.
¿Cómo captar clientes? La mayoría de los quioscos pagan a relaciones públicas que pastorean a los veraneantes del cemento. Alguno se conforma con dos chicas (Bavaria), pero otro (Castellana, 45) tiene 30 relaciones públicas. Dos de las terrazas más abarrotadas de la zona, Bolero y Bulevar 37, tienen respectivamente 12 y 16. Y a tal "relaciones" (abrevian), tal clientela: en Bulevar 37 definen a sus habituales como "pijos de gimnasio"; sus vecinos de Bolero buscan gente guapa y no dejan que mendigos o vendedores de flores pisen sus baldosas; la Terraza del Espejo tiene sólo un valedor, su piano, que congrega a parejas amarteladas.
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