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Policías de ventanilla

El Cuerpo Nacional ha perdido competencias en Euskadi a manos de la Ertzaintza y la Guardia Civil

Sólo la persistencia de ETA justifica en la actualidad la permanencia en el País Vasco de un contingente de más de 4.000 guardias civiles y de unos 1.500 miembros del Cuerpo Superior de Policía. El despliegue de la Ertzaintza (policía autonómica vasca) ha dejado ya al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil sin competencias de orden público en la mayor parte de la comunidad autónoma.

Con las excepciones de Bilbao, donde el despliegue se producirá previsiblemente antes de fin de año, y de Vitoria, donde la llegada de la Ertzaintza debe llevarse a cabo en 1995, es la policía autonómica la que asume hoy las labores de seguridad ciudadana, controla las manifestaciones e instruye e investiga toda clase de delitos. Puede decirse que, en la práctica, el Cuerpo Nacional de Policía se ha quedado sin papel que ejercer, más allá de la expedición de los documentos nacionales de identidad, del control de pasaportes en la frontera y de la investigación de delitos con conexiones habituales en otros países o ciudades españolas.

El terrorismo sigue siendo competencia de las tres policías, pero desde hace ya años ese trabajo ha ido siendo progresivamente asumido por la Guardia Civil, en detrimento del Cuerpo Nacional de Policía. El instituto armado conserva muchas más competencias que el Cuerpo Nacional de Policía. La vigilancia fiscal, el contrabando, la inspección de las costas, puertos y aeropuertos, las licencias de armas, el control y la conducción de los explosivos le garantizan una presencia superior, aunque en una situación normalizada, con la desaparición de la violencia terrorista, el número de agentes necesarios para el desempeño de estas funciones resultará testimonial en comparación con los ahora existentes.

En los últimos cuatro años, la policía ha reducido en un 50% sus efectivos en el País Vasco. Este dato ha sido esgrimido reiteradamente por los gobernadores civiles, particularmente el de Guipúzcoa José María Gurrutxaga, para hacer frente a los reproches nacionalistas que echaron en falta una reducción drástica del número de policías en el momento en el que la Ertzaintza se desplegó en San Sebastián.

Pese a la creciente implicación de la policía autonómica, el peso de la lucha contra ETA sigue recayendo en la Guardia Civil. El elemento clave de esa lucha es el poderoso servicio de información, dirigido por el coronel Enrique Rodríguez Galindo en San Sebastián, que cuenta con una red de confidentes e infiltrados y mantiene sus antenas en el País Vasco francés.

La colaboración entre las policías y los servicios de información españoles y franceses se ha intensificado hasta tal que muchos agentes implicados profesionalmente en la lucha contra ETA mantienen contactos regulares con sus colegas del otro lado. Por parte francesa, los conductos formales de la colaboración pasan, invariablemente, por el hoy coordinador de la lucha antiterrorista de los Pirineos atlánticos, Jöel Cathalá, un hombre que empezó a conocer a ETA mientras ejerció de comisario de la Policía del Aire y de las Fronteras (PAF) en Hendaya.

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