"Fue una corrida para buenos aficionados" dice Victorino Martín

Victorino Martín recibía un baño d e multitudes en el patio de arrastre al terminar el festejo, donde se le acumulaban las felicitaciones, que él aceptaba gustoso: "Estoy satisfecho porque fue una corrida para buenos aficionados y en la que, dentro del interés general de los seis toros, hubo muchísima variedad". Una variedad de la que estuvieron ausentes las alimañas: "Así es, ya que los más difíciles, primero y segundo, no llegaron a tal condición y se quedaron en mansos, aunque encastados".Para el ganadero, no obstante, la peor dificultad la puso el aire, "que impidió a los toreros sacar mayor lucimiento a los toros que más se prestaban: tercero, quinto y sexto". Faltaba ya únicamente que se refiriera al cuarto: "Ese fue mitad y mitad, tenía casta y era muy listo; por tanto, muy interesante, y a mí me gustó. Pero al final no se pudo ver". Victorino se negaba a explicar la causa de que no se viese ese toro: "Digamos que Esplá. estuvo muy en Esplá, demasiado, y ya se me entiende, ¿no"".

Tras dejar muy claro que, gracias al interés del encierro, que consideraba muy por encima del de las dos corridas que lidió aquí en 1993, "y que los buenos aficionados de Madrid, que tanto saben de toros, seguro han sabido valorar", su cartel seguía muy arriba, "aparte de que el llenazo en la plaza después de la paliza de 26 festejos seguidos en San Isidro, es otro éxito". Sus últimas palabras, en las que coincidía con José Luis Lozano, eran críticas hacia el presidente por no dar la oreja del último a Higares: "Estuvo sensacional, como en el anterior, y se la merecía".

Por otra parte, a lo largo del festejo pasaron a la enfermería el propio Higares, con contusión y distorsión del ligamento lateral interno de la rodilla derecha, de pronóstico leve, y Miguel, Rodríguez, con fractura de un dedo en la mano izquierda, de pronóstico reservado. Ambos pudieron y exigieron continuar la lidia.