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La difÍcil supervivencia profesional de la RAI

Juan Arias

Silvio Berlusconi ha dado marcha atrás: ha dicho que quiere "una televisión pública independiente" y no "gubernamental". Corrige así la impresión causada por unas primeras declaraciones suyas en las que advertía que la RAI no podía mantenerse en una línea contraria al Gobierno.La Radiotelevisión Italiana (RAI-TV), la televisión pública que se sustenta con el canon de los ciudadanos y con una cuota de publicidad, y a la que el Estado echa una mano cuando se desbordan los balances, solía llamarse en los años de dominio democristiano, la mamma RAI, porque era como una gran placenta que daba cobijo y trabajo a más de 30.000 personas.

Pero también porque para entrar en su familia era necesaria una gran fidelidad política. Al principio, una fidelidad fundamentalmente democristiana. Y cuando la DC fue compartiendo poder con socialistas y demás partidos laicos, la fidelidad se repartía según el político que te había llevado de la mano, y al cual 'debías ser fiel a la hora de informar. Durante las reuniones para el reparto del trabajo, el director de turno, en vez de designar por su nombre al periodista, decía: "Que vaya el del político X" o "el del político Z".

La oposición comunista o de extrema derecha estuvo muchos años fuera del seno de la mamma RAI, hasta que también ellos empezaron a entrar en el juego. Les dieron entonces el tercer canal. Y así existía RAI-1, la más importante, fundamentalmente llevada por democristianos; la RAI-2, controlada más bien por socialistas; y la RAI-3, por comunistas, republicanos y Verdes.

El problema de financiación de la RAI, que ha visto a lo largo de los años toda una serie de tentativas de reforma, se ha debido en parte a que. un buen número de los periodistas que cobraban de la RAI, en realidad trabajaban después en las oficinas de prensa de los políticos, debiendo la empresa sustituir su trabajo con profesionales externos (unos 20.000).

La RAI-TV` ha contado, sin embargo, con grandes profesionales. Y a mi parecer fue durante años una gran televisión, con mucho valor estético y artístico, con la que colaboraron los mejores directores de cine, sobre todo hasta que la aparición de las televisiones privadas le hizo caer en la tentación de imitarlas, perdiendo calidad y prestigio.

De un extremo a otro

Donde la RAI-TV ha fallado, sobre todo, ha sido en los servicios informativos, fuertemente condicionados -como, por otra parte, lo era todo en Italia- por los partidos. Lo recordaba hace sólo, 48 horas Giovanni Valentini, editorialista de La Repubblica, cuando tras la última polémica del jefe del Gobierno, Silvio Berlusconi, con la RAI, escribía: "Sabemos muy bien, y nuestro diario no dejó nunca de denunciarlo, que en el interior de la RA.1 el régimen feudal de los partidos había sustituido las reglas de la profesionalidad con la de la pertenencia y de la fidelidad. De ahí el clientelismo, el reparto por cuotas, los derroches y los malos hábitos".

Era, pues, de esperar que después del terremoto político que ha agitado a Italia y que ha acabado con la primera república, una, de las instituciones que iban a ser cuestionadas era la RAI, que: en la última batalla entre Berlusconi y Occhetto apostó a favor de los progresistas contra la nueva derecha. Otra cuestión es cómo la nueva clase política va a resolver el espinoso problema,, no sólo de la televisión pública, sino también de la privada, hoy, casi toda ella en manos de su jefe, Berlusconi.

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