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Adoptar un recién nacido en Madrid supone unos cuatro años de espera

La adopción de recién nacidos -más solicitada y menos compleja que la de niños mayores- es cada vez más difícil en la Comunidad de Madrid. Año tras año aumentan las peticiones y disminuye el número de bebés abandonados. En estos momentos, las familias interesadas deben aguardar una media de cuatro años hasta ver cumplidas sus ilusiones. Es previsible que este plazo se alargue en los próximos años.Existe una lista de espera formada por 391 parejas, que formularon su petición antes de marzo de 1992 y fueron aceptadas. A ellas hay que añadir otro millar de solicitudes presentadas después de esa fecha y que aún están sin estudiar. Ahora se están entregando niños a parejas que los solicitaron en 1990.

Este panorama ha provocado un espectacular crecimiento de la adopción internacional, donde los plazos de espera no suelen superar el año. Sólo en 1993 hubo 242 familias que se ofrecieron para criar chiquillos rumanos, colombianos, indios o chilenos.

La inmensa mayoría de las parejas quieren un recién nacido, ya que la adopción de bebés es más sencilla: lo habitual es que la propia madre natural renuncie voluntariamente al niño, con lo que se ahorran penosos y prolongados trámites. Pero cada vez hay menos recién nacidos desamparados y más padres potenciales que desearían tenerlos en brazos.

En 1991, en Madrid, fueron abandonados 97 bebés, 84 en 1992 y 64 en 1993. Sin embargo, las solicitudes de adopción aumentan sin parar. En 1991 hubo 506 peticiones, 696 en 1992 y 804 en 1993. Sólo la mitad de las 499 parejas que presentaron su petición en 1990 han podido hacer realidad su deseo de ser padres adoptivos.

En estas circunstancias ha ido cobrando importancia la adopción internacional, una práctica ya arraigada en Estados Unidos, Francia o Reino Unido, que en Madrid ha experimentado un espectacular incremento en los dos últimos años. De 1991 a 1993 se ha multiplicado por cinco el número de solicitudes de personas dispuestas a hacerse cargo de un chiquillo nacido en otro país. En 1991 hubo 42 peticiones, 108 en 1992 y 242 en 1993.

En la región no operan agencias intermediarias en adopción internacional. El Instituto Madrileño de Atención a la Infancia (Imain), del Gobierno autónomo, es quien recibe y selecciona todas las solicitudes de adopción, nacional e internacional, y de acogimiento familiar.

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Los profesionales de este organismo son los que elaboran los informes de las personas interesadas por si los solicitan las instituciones de los países de donde proceden los niños. El resto corre a cuenta de los interesados. Los requisitos varían según cada país.

Dolores Abad, directora general del Imain, explica que "las personas que optan por la adopción internacional suelen tener un mayor nivel económico, porque es preciso desplazarse varias veces al país de donde procede el niño, y a menudo tienen que permanecer allí unos días o incluso un mes para hacer todas las gestiones".

"Sobre todo se interesan por niños rumanos, colombianos, indios y chilenos, frente a los africanos, muchas familias nos dicen que temen que un niño negro o con rasgos étnicos muy diferentes sufra rechazo", añade.

"En la adopción nacional, los requisitos que se piden son garantizar unos mínimos de supervivencia y una cierta estabilidad psíquica", apostilla. "Hay casos que denegamos porque percibimos desequilibrios psicológicos importantes en la pareja, por ejemplo, personas excesivamente aisladas o alcohólicas", concluye.

En la adopción de niños nacidos en Madrid, dado el escaso número de bebés en relación a los solicitantes, se da prioridad a, las parejas. En adopción internacional o en el acogimiento familiar -figura distinta a la adopción en la que los padres naturales sólo pierden la tutela del menor de forma temporal mientras perdura una situación negativa para el niño- existen más posibilidades para mujeres u hombres solos.

Treintañeros sin hijos

Una pareja de menos de cuarenta años sin hijos propios. Ése es el perfil habitual de los candidatos a la adopción. Sólo un 20% de los solicitantes supera esa edad. Una gran parte de estos padres potenciales padecen problemas físicos que les impiden concebir un niños.Pero en la experiencia de los trabajadores sociales encargados de estos temas surge a menudo una situación curiosa: cónyuges sin impedimentos fisiológicos que no logran tener descendencia lo consiguen después de adoptar a un pequeño.

A menudo se escucha que para adoptar un bebé es preciso poseer un elevado nivel económico. Dolores Abad lo niega. "Sin duda, las personas necesitadas no piensan en adoptar un niño; exigimos unas garantías de supervivencia y una casa digna, pero no riqueza o altos ingresos", asegura.

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