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Las acciones de Amper suben como la espuma mientras merma la plantilla

Mientras los trabajadores de Amper se mantenían encerrados en la fábrica, en Getafe, el valor de las acciones subía como la espuma. En cinco meses se ha multiplicado por cuatro el valor en Bolsa de las acciones de esta empresa fabricante de terminales de teléfono. Desde que el pasado enero presentó un expediente de extinción de 294 empleos -casi la mitad de la plantilla- se han sucedido numerosas protestas de los empleados, intentos de mediación de la Comunidad, el rechazo del expediente por la Dirección Provincial de Trabajo, la apelación de esta decisión, la aprobación final de los despidos por la Dirección General de Trabajo y un encierro de los trabajadores que ha durado 12 días, hasta que ayer la policía los desalojó.Pero este rosario de incidentes ha provocado que los accionistas de Amper -participada en un 15% por Telefónica y un 10% por el INI- no hayan dejado de llevarse alegrías cada mañana al comprobar que sus acciones, con un valor nominal de 500 pesetas, subían como la espuma.

Si el 3 de enero el panorama estaba negro para los accionistas, que tenían unos títulos por los que nadie pagaba más de 142 pesetas, ayer ya podían vanagloriarse de que sus acciones superaban el valor nominal: se cotizaron a 546 pesetas. Pero si la subida se ha notado desde enero -el mes en que se presentaron los despidos-, el verdadero sprint se ha producido en mayo, cuando los despidos se han aprobado. Esto ha generado la confianza de los inversores y ha provocado que el valor de los títulos casi se haya duplicado en un mes.

Los trabajadores están que trinan y acusan a Amper de sacrificar empleos para revalorizar las acciones en una "clara maniobra de especulación".

Un novio para SKF

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Otra de las empresas buque insignia de las protestas sindicales está de suerte. A la factoría madrileña de SKF, la multinacional sueca fabricante de rodamientos, le ha salido un novio que salvaría del cierre a esta fábrica que da trabajo a 270 empleados. El grupo de empresas sueco BMG ha presentado una propuesta para quedarse con la fábrica y mantener 135 empleos, que llegarían a 230 si el mercado responde.

La dote que se encontraría BMG si finalmente diera el sí no es despreciable: SKF se ha comprometido a ceder las instalaciones y el terreno, asumir los costes por los despidos que sean necesarios y comprar rodamientos a los nuevos empresarios por valor de 5.000 millones de pesetas.

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