Los ‘oscars’ del vino
100 sumilleres reunidos durante dos días eligieron La Nariz de Oro
Los oscars del vino se entregaron ayer en Madrid. A lo largo de los dos últimos días, más de 100 sumilleres llegados de toda España se encerraron en el hotel Palace para verse con el vino cara a cara.Se trataba de elegir los mejores caldos, el mejor sumiller, la joven promesa y también un premio inédito hasta ahora, denominado La Nariz de Oro.
El encuentro, convocado por el grupo editorial Vino y Gastronomía, contó con la presencia del artista Antonio López, creador para la ocasión del trofeo realizado en bronce recubierto de pan de oro. "Ésta ha sido una obra que me ha salido del corazón", dijo el pintor al referirse a su obra. "Yo he vivido siempre muy cercano, en mi Tomelloso natal, al mundo del vino, y se puede decir que he crecido entre vides. Le di muchas vueltas, hasta que integré una nariz en una copa: ¿qué dos mejores cosas si la tercera es un buen vino?".
Un triángulo perfecto y una pieza única, que premiaba La Nariz de Oro. En ese momento, los ocho sumilleres se enfrentaban a una prueba dificil y complicada: adivinar tan sólo por el olfato qué tipo de bebida les habían servido. No podían ayudarse por nada más, el color no se veía y catarlo en boca estaba terminantemente prohibido. Los finalistas habían pasado antes por una semifinal. Sólo ellos descubrieron que el misterioso líquido que se les presentaba era un ron criado en bota de Jerez. Tras esta preselección, los finalistas hubieron de pasar la prueba de fuego y distinguir cuatro bebidas diferentes entre grupos distintos pero muy similares entre sí.
La nariz estaba en el aire, gestos dubitativos, miradas al cielo en busca de inspiración y mucha, muchísima solemnidad. Al fin y al cabo, se trataba de un premio en el que la memoria olfativa era lo único que contaba. Agustí Peris, de 31 años, sumiller del restaurante catalán El Bulli, que lleva en este oficio tres años y medio, acertó a la primera:- brandy de Jerez, oloroso, rioja y malvasía. Todo un examen con matrícula de honor para este joven que recibió de manos del artista Antonio López su trofeo, que irá a parar a la vitrina de la casa de su madre. "También es verdad que ni tengo novia ni estoy casado, pero creo que ella se lo merece. Este premio ha sido muy especial para mí, porque actualmente, con la complejidad de bebidas que existen y el nivel de los participantes, el tema estaba muy reñido. Sobre todo dudaba con el malvasía, al final me decidí y acerté. Es la cata más dificil en la que he participado hasta ahora".
Como en la novela El perfume, numerosos virtuosos del olfato pululaban estos días por los salones del hotel y entre ellos volvió a destacar un nombre: Aurelio Cabestrero. Con tan sólo 26 años, este joven madrileño se ha llevado en pocos meses el trofeo Ruinart y el que se le concedió en Sumiller 94 como Joven Promesa. Para él "es un punto de partida importante, pero hay que seguir luchando y defendiendo esta bonita profesión. Soy madrileño y Madrid es una ciudad que lo da todo".
Custodio López Zamarra, sumiller del madrileño restaurante Zalacaín, recibió el premio al mejor profesional en su ramo. Con dos premios nacionales de Gastronomía en su haber, no cabía en sí de gozo: "Estoy emocionado, es el más importante que me han concedido hasta ahora, al menos para mí, porque me lo han dado mis propios compañeros".
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