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FERIA DE SAN ISIDRO

La mano de los billetes

José Ignacio Sánchez toreó con la mano de los billetes.La frase es dificil de entender y precisa explicación. Corresponde a la jerga de la tauromaquia antigua, cuando al toreo con la derecha se le daba relativa importancia, y a quien abusaba del derechazo le llamaban ventajista. El toreo había de ser fundamentalmente con la izquierda, en la suerte natural, y el diestro capaz de ejecutarlo con arreglo a loscánones ganaba fama, honores y billetes.

"La mano de los billetes...". Esa es la que utilizó José Ignacio Sánchez en su primera faena y causó sensación. Llamó al novillo en los medios, fundió su larga embestida en un afarolado, y al rematarlo, ya estaba cuajando naturales sin solución de continuidad. Los pases eran de una belleza arrebatadora; las tandas, reunidas y ligadas, con el armonioso engarce de los pases de pecho y las trincherillas; los adornos, inspirados; los desplantes, espontáneos y pletóricos de torería.

Torreón/ Puerto, Sánchez, Uceda

Novillos de El Torreón, desiguales de presencia, terciados, encastados, pastueños. Víctor Puerto: tres pinchazos y estocada (algunas palmas); media ladeada y descabello (ovación y salida al tercio). José Ignacio Sánchez: espadazo bajísimo enhebrado y estocada (oreja y salida al tercio tras la vuelta al ruedo); pinchazo hondo y tres descabellos (vuelta con algunas protestas). Uceda Leal, de Madrid, nuevo en esta plaza: estocada trasera (escasa petición y vuelta); dos pinchazos, estocada saliendo volteado y rueda de peones (ovación y salida al tercio). Enfermería: asistido Uceda de puntazo leve en una pierna.Plaza de Las Ventas, 30 de mayo. 17ª corrida de feria. Cerca del lleno.

Todo el toreo compendió José Ignacio Sánchez en esa faena preciosa y honda que arrebató al público, hizo retumbar de olés y de ovaciones todo el graderío venteño desde la barrera a los tejadillos, colmó la nostalgia de toreo auténtico que venían padeciendo los aficionados desde los fastos memorables de Curro Vázquez y Julio Aparicio.

¡Torero, torero!", le aclamaban -el grito partió del 7, ese denostado tendido, ese reducto de buena afición-, y José Ignacio Sánchez, joven novillero salmantino, flotaba en una nube de gloria cuando lió la muletilla, montó la espada, atacó rotundo... y se la enhebró al perplejo novillo junto a un brazuelo. A veces el destino hace estas canalladas. Es como componer la Novena sinfonía y rematarla con aquello de "¡Una-co-pi-ta / de ojén!".

Lo lamentó en el alma José Ignacio Sanchez, qué duda cabe, aunque quizá no tanto como la afición, que se mesaba los cabellos, se rasgaba las vestiduras, y el bueno de Don Mariano, reaparecido en Las Ventas en cuanto supo que allí había arte, se iba a quemar a lo bonzo. Hubo oreja, que el artista del toreo al natural paseó en triunfo, pero ya no era lo mismo. El faenón por naturales sólo aceptaba la culminación de la estocada, entrando a. matar por el hoyo de las agujas.

El novillo con que José Ignacio Sánchez recreó el toreo fue de dulce, es cierto. Mas de dulce resultaron los seis, y los otros espadas de la terna no le hicieron el toreo ni con la mano de los billetes ni con la de recoger la calderilla.

Tiene justificación en el caso de: Uceda Leal, un crío valiente y animoso, cuya inexperiencia produjo altibajos en su meritoria actuación. Unas veces cargaba la suerte, otras la descargaba; embarcaba suave y, relajado o se desparrancaba distorsionando la ejecución de las suertes. Su debú en Las Ventas resultó prometedor y tanto el público feriante como la afición conspicua quieren volverlo a ver.

No tiene justificación, en cambio, en el caso de Víctor Puerto, que es torero íntegro, de casta y escuela, y se le fueron sin torear sus dos novillos de dulce. Pases sí les dio, y eso fue lo malo pues sabe la ciencia taurómaca que torear y pegar pases no es la misma empresa. Estuvo fácil, pegó pases a cientos, esperó un novillo a porta gayola y le dio dos largas cambiadas valerosas...; pero no se trataba de eso. Víctor Puerto está obligado a ex plicar por qué no toreó en pureza dos novillos de dulce. Se constituirá, al efecto, la Comisión Puerto, donde habrá de comparecer el encausado ante los padres de la tauromaquia, que le tomarán declaración y procederán en consecuencia. Más vale un correctivo a tiempo que permitir se malogre un torero con aptitudes para ejercer brillantemente su oficio.

El alarde del buen toreo al natural lo repitió José Ignacio Sánchez en el quinto novillo. Apenas sacarlo a los medios ya se estaba echando la muleta a la izquierda, ya le ligaba los pases bajo un clamor. ¡La mano de los billetes!, exclamaba, gozosa, la afición antigua, al producirse similares trances en tiempos de maricastaña, cuando el pegapasismo insustancial y hortera aún no había corrompido los fundamentos del toreo. Bueno, decían, en realidad, "La mano de los biyetes; lo cual se debe precisar en aras del rigor en la transcripción y de la debida fidelidad a la historia.

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