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El índice de la natalidad ha tocado fondo en España

La familia típica sigue perdiendo terreno

La familia arquetípica española, la que gira en tomo a los ingresos exclusivos de un varón para mantener a los hijos, languidece con el fin del milenio. Entre los nuevos estilos de vida despuntan los hogares unipersonales, que cada día son más numerosos, y las parejas sin hijos. Los índices de natalidad están en su momento más bajo, pero ya han tocado fondo. Los expertos en demografía auguran una recuperación para comienzos del siglo XXI. Hacia el año 2006, España alcanzará la barrera psicológica de los 40 millones de habitantes.

El descenso de la nupcialidad, la incorporación de la mujer al mundo del trabajo, las separaciones y los divorcios, la prolongación de la esperanza de vida y la desaparición de las viejas formas de autoritarismo han aportado importantes cambios, durante las dos últimas décadas, a la familia tradicional española. Uno de los aspectos más significativos es el ascenso de nuevas formas familiares, según queda reflejado en el Informe de la situación social de la familia en España que, tras dos años de elaboración, presentó ayer Ministerio de Asuntos Sociales al Consejo de Ministros.Nuevas formas de organización económica han acabado con, el carácter mayoritario de los núcleos dependientes del sueldo de un varón, que constituyen la imagen más convencional de la familia española. Frente a su descenso en la actualidad no superan el 40% del total de familias españolas han aumentado los grupos en los que la fuente de ingresos es el trabajo asalariado del varón y mujer vinculados por matrimonio que ronda ya el 20% de los casos.

Ingresos por jubilación

También han experimentado un importante aumento las unidades familiares dependientes de ingresos por jubilación que ya afecta al 18% de las unidades familiares y tiende a aumentar gracias a las mayores esperanzas de vida de que gozan los españoles. En cambio, descienden o tienen poca relevancia las familias con ingresos mixtos (por capital y trabajo) y los derivados exclusivamente del rendimiento del capital.De acuerdo con los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares recogidos por el documento, los ingresos monetarios ordinarios suelen ser el sustento del 86% de las familias españolas. Según el informe, los hogares con dos ingresos constituyen ya el grupo con mayor nivel de renta per cápita.

La inestabilidad del hogar provocada por la mayor práctica del divorcio y la separación ha reforzado las relaciones entre hijos y, sobre todo, madres, ya que es la mujer entre 50 y 60 años la que, según las estadísticas, se ha convertido en el refugio de los afectados por la angustia de una ruptura matrimonial.

Las mujeres son mayoría en el bloque de población separada, donde suman el 61% de los casos. Esto demuestra una mayor facilidad del hombre a formar un nuevo hogar tras una ruptura. Los datos sugieren también que el hombre tiene también una mayor tendencia a desaparecer del escenario familiar tras la ruptura matrimonial, ya que 68 de cada cien mujeres divorciadas o separadas 11 son personas de referencia de un hogar frente a sólo 53 de cada cien hombres" en el mismo caso.

Las viudas, especialmente las que se hallan eh edad avanzada, son la imagen más representativa de los hogares unipersonales (individuos que viven solos) o de familias monoparentales (mujer o varón que vi ven solos junto a hijos solte ros). Estos últimos han pasado de ser el 5,6% de los casos en 1981 a alcanzar el 9,5% de las familias diez años después. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 1991, 1.278.400 españoles viven solos. La cifra está todavía por debajo de la media europea que alcanza el 23%. Por cada diez personas solas, seis son viudas. Según las conclusiones del informe, este fenómeno, la ventaja con la que cuenta la mujer respecto al aumento de esperanza de vida podría incidir en un ascenso de la feminización de la pobreza, ya que, en el caso de los hombres que viven solos la mayoría son solteros con fuente de ingresos propios.

La determinación de la mujer a mantener su independencia económica dentro del matrimonio tiende a aumentar entre las más jóvenes y más cultas. Según el informe, ello ha sido en buena. medida la palanca que ha favorecido una II equidad entre hombres y mujeres en relación al reparto de tareas en el hogar".

Cuatro generaciones

El aumento de la esperanza de vida, el retraso de la nupcialidad y el de la emancipación de los jóvenes por la crisis laboral favorecerá la coexistencia de cuatro generaciones en la misma casa. Ello reforzará la solidaridad intergeneracional compensando la desaparición de las redes de apoyo familiar colateral que tradicionalmente aportaban los hermanos y tíos. A metros que este apoyo intergeneracional se reparta por igual entre ambos sexos, la mujer, por su mayor longevidad, tendrá que soportar la sobrecarga.Ello, según el informe, apunta a que las abuelas y bisabuelas españolas adquirirán un importante protagonismo.

Según algunos sociólogos, el envejecimiento de la población española y el brutal descenso de la natalidad experimentado en la última década no augura una visión de familias constituidas por parejas que conviven con mayores. "Si tomamos como referencia los países del norte de Europa que siempre suelen llevarnos la delantera, las estadísticas apuntan a que, al igual que en el caso de los matrimonios, la tendencia es hacia la independencia", explica el sociólogo Enrique Gil Calvo al añadir que, "el deseo de los adultos de la tercera edad es el de mantener fuertes relaciones con los hijos pero de acuerdo con el viejo refrán de 'Cada uno en su casa y Dios en la de todos".

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