_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dos, Yemen, dos

LA ESCISIÓN como medio para llegar a una verdadera unión. La tensión hacia la unidad en el mundo árabe es rica en fórmulas similares y su resultado es el mantenimiento de la endémica división. El caso de los dos Yemen, separados al obtener la independencia, enzarzados en los años sesenta en una cruenta guerra civil, reunificados en 1990 y hoy nuevamente en conflicto, es paradigmático.Durante estos últimos años, el Yemen unificado ha sido posiblemente el país árabe, junto con Marruecos, en el que un proyecto democrático parecía desarrollarse con mayor seriedad. Libertad de expresión, multipartidismo, elecciones, formaban un conjunto de realidades alentadoras. Pero en el curso de unas semanas, una rebelión sudista contra lo que sus protagonistas califican de dictadura del Norte, ha degenerado en guerra civil y en la proclamación secesionista de Yemen del Sur.

En la formación en Aden del nuevo Gobierno provisional de Yemen del Sur, que preside Ali Salem Baid, es cierto que ha habido un cuidado escrupuloso de buscar la representación de las principales fuerzas políticas del territorio. No nos hallamos, por tanto, ante la revuelta de un clan o de una tribu. Ante ello, el Norte, con el apoyo de la mayor parte del mundo árabe, denuncia la proclamación de independencia y trata de reconquistar por las armas las tierras del Sur.

Cuando se produjo la unificación, las desconfianzas por ambos bandos eran tan grandes que nunca llegó a producirse una auténtica integración. Los ejércitos respectivos subsistieron con sus propios mandos en Sanaa -capital de todo el país- y Aden; Baid fue cooptado como vicepresidente del nuevo Estado y el líder de los nordistas, Alí Abdulah Sale, ocupó la presidencia. De igual forma, las expectativas de desarrollo entre los dos Yemen seguían siendo muy diferentes. El Norte, montañoso y fuertemente tribalizado, había mirado históricamente a Arabia Saudí, el país, quizá, más feudal sobre la faz de la tierra. El Sur, con una verdadera capital comercial como Aden, siempre estuvo más abierto a los vientos del cambio y tenía una clase política más repujada. La guerra del Golfo, en 1991, fue ya ocasión de notables tensiones. Yemen fue incondicional, aunque sólo verbalmente, en su apoyo a Sadam Husein.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Y, finalmente, la creencia de que el territorio de Aden contiene más reservas petrolíferas de lo previsto, con lo que pasaría, eventualmente, a producir más crudo que Sanaa, ha hecho volar la pólvora de los recelos, del temor a que el Norte, con más peso en el Estado común, repartiera mal unos futuros beneficios que son gravemente necesarios en uno de los países más pobres de la Tierra.

La Liga Árabe, órgano directamente interesado en resolver el conflicto, no ha logrado por el momento impresionar a los contendientes con sus tentativas de mediación. Queda de todo ello una conclusión amarga: la proclamación secesionista no hará sino instigar aún más al Norte a proseguir la guerra para reducir a los destructores de la unidad nacional.

Sólo un sistema libremente elegido por el pueblo de instituciones representativas puede ser la respuesta a los problemas de Yemen y, por extensión, de todo el mundo árabe. Aclimatar la democracia en las áridas tierras de la fachada suroccidental de la península Arábiga no es magra tarea. Su consolidación tendrá, verosimilmente, que aguardar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_