Viaje de lujo a todo tren
La ruleta de huelgas cayó ayer en los cercanías de Renfe, y los usuarios previsores cogieron el volante o subieron al autobús. Pero los que no tenían más alternativa que los vagones, acertaron."Tren destino Chamartín. Vía 4". Son las 7.40, hora punta. Un tren procedente de Guadalajara llega vacío a la estación de Alcalá. "¡Anda!, hay huelga y vamos a ir como nunca", se sorprende una mujer metida en años. Sobran asientos. Los que pensaban que iban a ir como sardinas en lata se equivocaron. Aquello es un lujo. Se pueden estirar las piernas. Por el hilo musical suena el Canon de Pachelbel para cuatro violines y bajo continuo. Hace sol y hasta el interventor está más alegre.
Las estaciones pasan y el tren no se llena. Entre Vicálvaro y Santa Eugenia, la carretera de Valencia es como una fotografía: los coches parados a nueve kilómetros de Madrid. Se echa en falta algún yonqui recaudando dinero. Las tertulias dan vueltas a Roldán, Rubio, Cruyff, la renta y la huelga. "¡Joder!, cómo va la M-30% señala un hombre encorbatado. Y el milagro final: el tren llega a Atocha tres minutos antes de lo previsto.
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