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Empeños a la baja

El Monte de Piedad, que ha perdido 30.000 clientes, subasta los objetos en prenda.

A la una, a las dos, a las tres... Hoy, jueves, se celebra la última subasta ordinaria de este mes en el Monte de Piedad. Centenares de objetos sobre todo joyas, aguardan el "¡adjudicado!" a un posible comprador. La crisis no ha dado más negocio a esta veterana casa de empeños: el año pasado perdió 30.000 clientes. Aun así, más de 100. 000 personas acudieron a pignorar bienes por los que recibieron 6.380 millones de pesetas en créditos. El Monte de Piedad, una institución nacida a comienzos del siglo XVIII para frenar la usura, parece no beneficiarse de los malos vientos económicos. A tenor de los datos escuetos y sin comentarios que proporciona un portavoz, de 1992 a 1993 ha perdido 30.000 clientes y los empeños se han reducido en 14.000. El valor de los créditos concedidos por las 125.000 pignoraciones fue inferior en casi 300 millones al del año olímpico.

Sin embargo, el Monte se ha modernizado. Ya no se admite el colchón, ni los electrodomésticos, a cambio de un dinero que saque del apuro. En esta institución, dependiente de Cajamadrid, sólo se aceptan joyas, objetos de materiales preciosos (como el marfil) y antigüedades; por ejemplo, abanicos. Y algo de eso es lo que llevaron los 104.461 clientes que el año pasado entraron en el caserón de la plaza del Celenque.

Las vitrinas de la sala Retiro (calle de Menéndez Pelayo, 3 y 5), donde el lunes próximo se subastarán lotes de papel moneda con reales de vellón incluidos, muestran desde bandejas de plata hasta anillos o relojes. "Es bonito, pero véte tú a saber cómo estará la maquinaria", comenta una mujer.

Recuerdos de viejas pasiones en busca de un nuevo dueño... La pulsera grabada con el nombre de Amparo (55.000 pesetas), la esclava con unas iniciales amorosas (30.000) o la sortija con un corazón de rubí esperan comprador. También lo busca un servicio de té labrado en plata (50.000) o una pareja de candelabros (20.000).

Lo que sale a subasta es una pequeña parte del total de los empeños. Son aquellos que sus dueños no han podido recuperar en un plazo de 13 meses. En el momento de pignorar, el propietario recibe el 70% del valor que asignan al objeto los tasadores del Monte. Para evitar la subasta, debe devolver ese dinero con unos intereses anuales que van del 7% al 15%. El año pasado se recuperaron 111. 540 objetos.

Al Monte de Piedad acude todo tipo de clientes, pero predominan los empeños de poca cuantía. Así, el año pasado hubo casi 75.000 pignoraciones por un importe máximo de 40.000 pesetas. El medio millón de pesetas sólo lo alcanzaron 623 empeños. Además de los tasadores, un policía supervisa las piezas a fin de evitar que se pignoren objetos robados, explica el portavoz.

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Cada mes, excepto julio y agosto, los objetos empeñados salen a subasta. La sala Retiro acoge a los posibles compradores, que deben dar los datos del carné de identidad y reciben una raqueta (un cartón con un número).

La puja va rápida. Un público heterogéneo, cerca de 200 personas entre expertos y aficionados, contempla los monitores. Salpican desde alianzas a 6.000 pesetas o un colgante con el grupo sanguíneo A+, hasta un collar de 35 perlas australianas, que sale en dos millones y no encuentra comprador. Son las joyas que tiraron para el Monte

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