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Los menores que hagan pintadas en el suburbano deberán limpiarlas

Quien rompe, arregla. A partir de ahora, los menores de 16 años -que pintarrajeen o causen destrozos en el metro deberán enarbolar bayetas y destornilladores para reparar el daño causado. La compañía del Metro y la Consejería de Integración Social firmaron ayer este acuerdo, que pretende concienciar al menor del perjuicio ocasionado sin llegar a la vía judicial, más traumática.Este correctivo, mediante trabajos positivos para la comunidad, sólo es posible con el acuerdo del menor y de sus padres o tutores. El objetivo es buscar alternativas a los procedimientos judiciales y que sea el propio joven quien enmiende sus actos, no sus padres pagando una multa.

En 1993, un centenar de adolescentes fueron pillados cometiendo estas gamberradas, que costaron al suburbano entre 150 y 200 millones de pesetas. La mayoría son chavales de clase media-alta que actúan especialmente los fines de semana, en estaciones de gran afluencia juvenil, como Bilbao, Argüelles o Moncloa. Los estropicios más comunes son, además de las pintadas, la rotura de asientos, lunas, papeleras y tubos fluorescentes de iluminación.

Los rotuladores y los puños que causan estos pequeños pero costosos y molestos destrozos no vienen de la periferia, sino de los barrios acomodados. Hasta este momento eran los padres los que pagaban los daños ocasionados por sus hijos en el Metropolitano.

Ahora, los gamberros tendrán que arremangarse y saber, por propia experiencia, lo que cuesta borrar una firma en la pared o volver a colocar una papelera arrancada. Su tarea será supervisada y se les eximirá de ella si reviste algún riesgo.

Pagaban los padres

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Estas fechorías, cuando los autores son pillados en flagrante, pasan al conocimiento de la Fiscalía de Menores. Lo habitual hasta ahora era que el fiscal informe al juez, y éste inicie un proceso que finaliza con los progenitores pagando una sanción por el daño causado.

Con este nuevo sistema se pretende que el fiscal, con el acuerdo de los padres y del menor, no necesite llegar a la vía judicial, o, en su caso, que la sanción impuesta por el juez sea más pedagógica que represora.

El Instituto Madrileño de Atención a la Infancia (Imain), del Gobierno regional, es el encargado de coordinar estas medidas correctivas a través del Programa de Atención a Menores en Conflicto. Ya en tres casos anteriores un juez determinó la limpieza de pintadas como sanción para los grafiteros.

En diciembre se suscribió un convenio' similar con cercanías de Renfe. Pero, por el momento, sólo dos menores han purgado sus gamberradas limpiando vagones. La mayor parte de los daños en el ferrocarril los cometen mayores de 16 años, con lo que la única vía posible es la judicial, y no ésta, que se está ensayando con adolescentes.

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