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La gasolina sigue llegando Haití tras cinco días de embargo internacional

La gasolina sigue entrando en Haití desde la República Dominicana, cinco días después de la entrada en vigor del embargo total decretado por las Naciones Unidas contra el régimen del general Raoul Cédras, como lo demuestran los testimonios de viajeros que han atravesado en las últimas horas la línea fronteriza y la llegada de nuevos camiones de combustible a Puerto Príncipe. La capital haitiana permanece en calma, sumida en la rutina de sortear el hambre y enterrar los cadáveres de las víctimas de la represión que cada mañana aparecen, como siniestros regalos, en alguna calle de la ciudad.

En un intento de garantizar el aislamiento del país, Estados Unidos ha enviado al portaviones Dwight Eisenhower y al portahelicópteros Guam a aguas haitianas, después de que dos barcos, uno de ellos de Bahamas, trataran de sortear el cordón formado por los cuatro buques -dos estadounidenses, uno canadiense y otro argentino- que se encargan de impedir el tráfico marítimo. Una de las naves fue interceptada pero la otra logró arribar a las costas haitianas.Menos efectivo resulta el embargo terrestre. Varias personas recién llegadas a Puerto Príncipe desde la República Dominicana han constatado el paso de bidones de combustible incluso a bordo de autobuses. Y en la capital siguen entrando camiones cargados con gasolina, que se vende a cinco veces su precio anterior.

El embajador estadounidense en Haití, William Swing, tenía previsto ayer acercarse a la localidad de Malpasse, principal punto de unión con la República Dominicana, para comprobar personalmente la situación. Un gesto tan inútil como la visita de una comisión de la ONU -que viajó la semana pasada hasta Santo Domingo para obligar al Gobierno de Joaquín Balaguer a reforzar la vigilancia fronteriza.

"Pretender sellar la frontera es irreal. Hay por lo menos 60 pasos conocidos, por no hablar de otras rutas empleadas por pequeños contrabandistas", comentaba ayer un diplomático latinoamericano a quien su conductor acababa de anunciar la llegada, en las horas siguientes, de un nuevo camión de gasolina.

Los tres embargos decretados por la comunidad internacional tras el derrocamiento, en septiembre de 1991, del presidente Jean-Bertrand Aristide, han servido para desarrollar toda una infraestructura de transporte ilegal de combustible. Ayer, siete meses después de la imposición del último bloqueo, Puerto Príncipe registraba algún que otro embotellamiento.

El país permanece tranquilo, pero las bandas de attachés (fuerzas paramilitares) continúan con sus tareas de limpieza nocturna de opositores al régimen. El cadáver deformado de un hombre fue depositado en la madrugada del martes en las proximidades de la Embajada de Estados Unidos. Avanzada la mañana, el cuerpo seguía. allí, bajo un manto de moscas. La misma suerte habían corrido en la noche del lunes cuatro personas asesinadas a tiros en Cité Soleil, una de las barriadas más deprimidas de Puerto Príncipe.

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Una pequeña manifestación organizada el martes por un grupo religioso ante la sede diplomática estadounidense para pedir una actitud más decidida contra el régimen de Cédras dio pie al embajador William Swing para salir a la puerta de la representación. Swing aseguró que la situación que atraviesa Haití es aún peor que la vivida durante los regímenes de François Duvalier y de su hijo, Jean-Claude, que abarcaron desde 1957 a 1986. Una afirmación discutible, primero, y sorprendente, después, dado el apoyo que Papá y Baby Doe recibieron a lo largo de su dictadura de la Administración norteamericana.

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