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2.400 metros de 'kultura'

"Fiestas populares de Sin Isidro", "Fiesta antimilitarista", "Concierto flamenco, ni heroína ni represion" "Fiesta hortera para señoritas", "Concierto por la autoproducción musical".Los vecinos de Lavapiés y Embajadores estaban acostumbrados a ver convocatorias similares pegadas en las farolas, en los quioscos o en los accesos al metro. También en Tetuán, la Prospe y Vallecas eran conocidos estos actos. Todos ellos se celebraban en el mismo lugar: el Centro Social, Autogestionado Minuesa.

Este recinto, inaugurado en 1848, comenzó a ser utilizado por los okupas en 1988, tres me ses después de que la factoría cerrase. Desde un principio, estos jóvenes pretendieron hacer del edificio algo más que un espacio para vivir barato. Y así nació el centro social, que ocupaba la nave de la antigua imprenta, los patios y otras dependencias cercanas a los pisos. Comenzaron los talleres de serigrafía, pintura, artes marciales, flamenco e idiomas. Y los conciertos de música. Y las charlas y conferencias, En el inmueble se reunían colectivos radicales relacionados con el antimilitarismo, el feminismo y el antirracismo, y con partidos de la izquierda extraparlamentaria. Las entradas a los conciertos y al comedor popular eran los únicos ingresos del centro.

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Los ruidos producidos por las actuaciones musicales fueron, uno de los principales puntos de fricción con los vecinos ancianos, pero se fijó una hora tope para las actuaciones' Al principio, estos inquilinos de renta antigua comentaban asustados que vivían "en la casa de los punkis". Después se fueron resignando a la idea de compartir la casa.

En 1993, el Juzgado número 41 reconoció a estos jóvenes la posesión pacífica de la finca (posesión significa uso o disfrute de un bien, no propiedad). Sus abogados creían que esta sentencia, recurrida por los propietarios ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, no era compatible con la orden de desalojo del Juzgado número 45. Pero sus requerimientos para aplazar el desahucio no han dado fruto.

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