El Fuero de Madrid, siete siglos después
Sólo se comercializarán 1.800 facsímiles del documento que se conserva en la cámara acorazada del Archivo de la Villa
Las mismas planchas y los mismos tipos móviles utilizados en 1932 para sacar un copia facsímil del Fuero de 1202 han servido ahora para reimprimir el primer cuerpo legislativo de la Villa.Esta vez se han tirado 3.000 ejemplares, de los cuales 1.200 irán a parar a los archivos y bibliotecas municipales. El testo se venderá en librerías especializadas a 3 300 pesetas. La Fundación Amigos de Madrid ha invertido "entre dos y tres millones de pesetas" en el proyecto. El Ayuntamiento no ha aportado directamente ni una sola peseta, pero ha facilitado el códice y la imprenta artesanal, y ha aprovechado para hacer la presentación dentro del calendario de las fiestas oficiales de San Isidro.
El Fuero de Madrid ha salido del Archivo de la Villa en tres ocasiones en los últimos 30 años. La primera, cuando fue prestado para la Semana de Madrid que se celebró en Nueva York en los años sesenta. El Museo Municipal lo reclamó en 1979 y en diciembre del año pasado el códice fue llevado al Colegio de Abogados en un coche blindado y protegido desde el cielo por un helicóptero.
Al códice le faltan algunas hojas, perdidas en algunos de sus siete siglos de existencia, pero todavía se conservan 108 capítulos. José Fradejas, presidente del Instituto de Estudios Madrileños, recordó algunas de las penas fijadas en 1202 en caso de asesinato: una multa pagadera en tres viernes sucesivos.
El primer pago iba a manos de los parientes de la víctima, el segundo estaba destinado a los deudores y el tercero se consideraba un donativo para la obra de construcción de la muralla. Si el pecunio del asesino no llegaba a los 100 maravedíes que se exigían de multa, se le cortaba la mano y se le desterraba en calidad de enemigo particular. Si el criminal era un forastero sin bienes, se le ahorcaba sin contemplaciones. Así estaba escrito en el Fuero.
"Muchos de los preceptos del Fuero de Madrid están vigentes en la legislación actual, pero con las transformaciones adecuadas. Es la base y la raíz de nuestro ordenamiento jurídico", señaló Fradejas.
Luis Martín Mingarro, del Colegio de Abogados, comentó durante la presentación que el códice de 1202 contiene preceptos que fueron copiados por, otros fueros posteriores. "Eso dice mucho de la vitalidad de una villa todavía pequeña en ese entonces, pero que ya era un crisol de culturas", señaló.
El Rey sólo empezó a legislar a partir del Ordenamiento de Alcalá, en 1348, 106 años después que el municipio -de Madrid ya regulara el precio del pan y las multas en caso de estafa en el peso vendido. El Fuero contenía preceptos de derecho penal, procesal y ordenanzas municipales.
Desde 1932 -el mismo año de la primera impresión- no hay ningún ejemplar disponible, pues la edición se agotó al poco tiempo de salir a la calle. En 1963 se hizo una transcripción al castellano del romance original, que tampoco se puede encontrar en la actualidad.
La imprenta artesanal ha sido, igual que en 1932, la institución responsable de tirar los ejemplares. Un maquinista y tres tipógrafos han sido los encargados de ejecutar la tarea. Las máquinas tardaron más de un mes en liberar todas las copias. Por ahora, los técnicos están preparando la ornamentación de las tapas de piel que llevarán algunos de los ejemplares que se quedan en el Ayuntamiento y que se convertirán en regalos protocolarios. Por primera vez, en la imprenta están utilizando el diseño por ordenador para los dibujos mudéjares de la orlas. El siguiente trabajo de la imprenta será una nueva impresión del plano de Texeira, de 1656. Hace más de 10 anos que se imprimió por última vez el mapa del Madrid de los Austria. El alcalde, José María Álvarez del Manzano, presidió la ceremonia de presentación y comentó que había consultado el Fuero en muchas ocasiones. "La iniciativa fue de la Fundación Amigos de Madrid, pero no nos engañemos. Yo soy el presidente de dicha fundación", comentó. Añadió que una de las normas más curiosas es aquella que prohibía a los vecinos pegar a los regidores. El Fuero no sólo protegía a los regidores, sino también a los peces del río Manzanares, que en ese tiempo llevaba el nombre de Guadarrama. Los pescadores tenían prohibido pescar entre el día de Pascua del Espíritu Santo y el de San Martín. Además, el vecino que arrojaba hierbas al río era castigado con una multa de 10 maravedíes. Un vecino tenía la obligación de residir las dos terceras partes del año en Madrid. Sin embargo, aunque los moros y los judíos vivieran el año completo no eran considerados vecinos.
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