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Una fundición clandestina de oro, dirigida por un maestro, transformaba joyas robadas en lingotes

Jan Martínez Ahrens

El Dorado de los peristas se ocultaba en el número 4 de la calle de la Sierpe (Arganzuela). Allí, la policía desmanteló el pasado jueves una fundición clandestina de oro. El taller ilegal recibía, según la versión policial, alhajas robadas o procedentes de tiendas de compraventa. Para su vuelta al mercado, el metal precioso era transformado en lingotes y en nuevas joyas.En la operación, los agentes detuvieron a los propietarios del taller -un maestro de EGB y su hijo, ambos sin antecedentes- y se incautaron de más de 50 kilos en oro, plata y joyas -con las miles de alhajas llenaron 400 bolsas-. El horno de la fundición crepitaba desde hacía dos años y se había convertido, según los investigadores, en piedra angular del circuito de joyas robadas de la capital.

La febril fundición guardó bien su secreto. Oculta en una tranquila calle del Madrid antiguo, con una carbonería y una bodega por vecinos, el establecimiento carecía de cartel. El dueño, Israel Sánchez García, de 49 años, y su hijo, de 24, eran parcos en explicaciones, y de su trabajo, los vecinos sólo sabían que estaba relacionado con la reparación de joyas

Las visitas, sin embargo, levantaban sospechas. Las opacas puertas del local eran franqueadas por jóvenes "algo extraños" y por "gente en Mercedes", en un número lo suficientemente llamativo como para ser recordado por los vecinos.

Las suspicacias sobrepasaron el rumor el pasado jueves, cuando el Grupo de Robos en Establecimientos de la Brigada de la Policía Judicial irrumpió en aquel bajo de 40 metros cuadrados con sótano.

Su entrada culminaba una operación de seguimiento iniciada hace unos dos meses. En el taller ilegal -carecía de licencia de apertura, de libros autorizados y de una contabilidad pormenorizada- se detuvo al maestro Israel y a su hijo, así como a otras tres personas a las que se acusa de vender joyas de origen ilegal. Con ellos cayó también toda una instalación dedicada supuestamente al blanqueo de joyas y metales preciosos.Siete crisolesPrueba de la actividad de la Pundición la dan los lingotes de oro y las miles de joyas descubiertas -con las que la policía llenó más de 400 bolsas de plástico- En la lista de material decomisado, que llena más de 100 folios, figuran, además, siete crisoles, un horno de fundición, moldes y numerosos punzones de contraste sin homologar.

Un posterior registro en el domicilio del maestro condujo al hallazgo de más alhajas de oro y plata, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía. El examen de todas estas piezas, que la policía expondrá esta semana para su reconocimiento, no había terminado aún en la tarde de ayer.

Las primeras investigaciones apuntan a que la fundición recibía joyas procedentes de robos e incluso de tiendas dedicadas a la compraventa de alhajas y metales preciosos. El taller, según esta versión, transformaba este material en lingotes o en nuevas joyas. Este proceso de blanqueo abría las puertas para su vuelta al mercado (a veces en las mismas tiendas de las que salió).

La policía no da la investigación por terminada. El trasiego de visitas y la elevada cifra de joyas encontradas hacen sospechar a los agentes que se trata de uno de los centros al que acudían atracadores de peso, la "gente en Mercedes", y no sólo chorizos y peristas de poca monta.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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