Blair se perfila como el candidato a suceder a Smith como líder laborista
Tony Blair nació hace 41 años en Edimburgo (Escocia), pero es profundamente inglés. Un abogado de clase media que, sin embargo, estudió en Oxford. Casado con otra abogada, padre de tres hijos, Blair no es la clase de político atrapado en principios ideológicos. En la Cámara de los Comunes se ha distinguido siempre por su defensa de la ley y del orden, banderas históricamente del partido conservador. Frío y discreto, el actual responsable del Partido Laborista británico en asuntos de Interior, ocupaba ayer el primer puesto en todas las encuestas del Reino Unido en la lista de posibles sucesores del fallecido John Smith.
Los laboristas están aún de duelo por la repentina muerte de su líder el pasado jueves, pero se escucha ya el inconfundible sonido de los sables desenvainándose en la batalla por la sucesión. En vano la jefa provisional del partido, la izquierdista Margaret Beckett, ha intentado convencer a la opinión pública de que la unidad de los laboristas se mantendrá hasta la próxima conferencia extraordinaria de julio. Pero todo hace prever que la guerra entre sectores y nombres estallará apenas se celebre, el viernes próximo, el funeral por John Smith.
Las elecciones europeas, previstas para el 9 de junio en el Reino Unido, son un objetivo demasiado importante para el Partido Laborista que, de acuerdo con las encuestas, y con la simple extrapolación de sus magníficos resultados en las pasadas elecciones locales, se encuentra en el umbral de un éxito que le aseguraría nada menos que 56 escaños -ahora tiene 45- en el Parlamento de Estrasburgo.
Entre los contendientes al sillón vacante de Smith, el sezundo clasificado, Gordon Brown, actual canciller de la oposición, y miembro como Blair del sector modernizador, estaría dispuesto, según los analistas, a cerrar un trato, una especie de pacto de no agresión con Blair para no dividir los votos de este sector. En el lado de los tradicionalistas, la izquierda del partido, emerge cada vez con más fuerza la figura de John Prescott, el responsable de Trabajo en el partido de oposición británico, que cuenta con grandes simpatías también en el sector sindical. Prescott tiene 55 años y una larga experiencia parlamentaria.
Sin embargo, no hace mucho comentaba con un tono de amargura que no piensa acabar sus días en la política. Algunas fuentes señalaban ayer la existencia de negociaciones entre Blair y Prescott para asegurarse el liderazgo del partido y el del grupo parlamentario, respectivamente. ¿Es descabellada esta hipótesis? Seguramente no. Queda por saber como se reparten las fuerzas.
La elección del nuevo timonel laborista se producirá en una conferencia general del partido, cuya fecha será decidida en la reunión de la ejecutiva el 25 de mayo próximo, en la que tienen derecho a voto los militantes de cada circunscripción, los miembros del Parlamento y los afiliados sindicales. Desde que en octubre del año pasado, el propio John Smith consiguiera derribar el poder de los barones sindicales imponiendo el sistema de un hombre, un voto el peso de las centrales parece haberse diluido considerablemente. Buenas noticias para Tony Blair que siempre ha sido visto con recelo desde estos sectores.
Sin embargo, tampoco hay que olvidar que el coste de la campaña electoral sigue estando financiado por los sindicatos. La muerte le sorprendió a John Smith en plena luna de miel con su partido. La victoria en las elecciones locales del 5 de mayo, las buenas perspectivas para las europeas, eran sólo escalones hacia la gloria final en las próximas elecciones generales de 1997. No hace mucho, el propio Smith había reclamado unas elecciones anticipadas ante la situación de lucha fratricida en el seno de los conservadores.
No obstante, el destino se ha expulsado violentamente de la política y de la vida demostrando una vez más su poder. ¿Será Tony Blair su sucesor y quizás el próximo primer ministro británico?
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