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Adén, lejos de la guerra

Normalidad en la capital de Yemen del Sur a pesar de lo que diga el Norte

¿Adén casi cercada, Adén a punto de caer, Adén bombardeada? En Adén se buscan en vano las huellas de la guerra. Aparte de baterías antiaéreas en los cruces estratégicos y en las colinas, algunas barricadas en las calles y milicianos armados, la vida en la antigua capital de Yemen del Sur sigue su curso con normalidad. Es evidente que el aeropuerto, cerrado al tráfico civil desde el jueves de la semana pasada, está en condiciones de ser utilizado por los cazas que despegan y aterrizan con una frecuencia regular. Helicópteros militares sobrevuelan el mar y el puerto, donde continúa la actividad, reducida desde hace varios años.Reabiertas desde el domingo tras dos días de cierre, las escuelas y administraciones funcionan, y por la mañana temprano, numerosos obreros se apresuran a tomar un primer té en los pequeños bares del centro de la ciudad vieja. Al contrario que en Saná, en Adén no hay toque de queda, y las calles siguen iluminadas por la noche. En la costa, tanto la gran refinería de petróleo como la central térmica funcionan. Sólo se han cortado las comunicaciones telefónicas internacionales, pero las urbanas funcionan con normalidad.

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En las tiendas, que están todas abiertas, no falta de nada, salvo las verduras frescas que llegan habitualmente del Norte. Los precios, sin embargo, han aumentado paralelamente a la subida del dólar y los habitantes no ocultan su preocupación y son muchos los que hacen acopio de existencias por temor a una guerra prolongada. No se ha producido ningún éxodo de la población; al contrario, Adén acoge a algunos refugiados de las ciudades de la antigua frontera entre el Norte y el Sur, donde parece desarrollarse la mayor parte de los combates.

Según los miembros de las compañías petrolíferas, que confirman que en el Sur prosigue con normalidad la actividad de este sector básico, el frente se ha estabilizado a lo largo de esa frontera, y cada ejército guarda su territorio.

Los comunicados militares de Saná que anuncian que la guerra está cada vez más cerca de Adén provocan sonrisas en esta ciudad, sobre todo porque no están cortadas las comunicaciones por carretera con las ciudades situadas más al norte. Esas ciudades, llenas de barricadas militares, son accesibles mediante autorización, con lo que los habitantes de Adén saben que la guerra todavía no está a las puertas. Además, desde hace dos días no ha venido ningún avión del Norte y ninguna alarma ha vuelto a despertar los temores. Según expertos daneses que estuvieron el lunes en Lahj, 30 kilómetros al norte de Adén, la situación en esa región es normal, y la base aérea de Anad sigue en manos de los sudistas. "Sólo hemos oído los ecos de la batalla en las montañas circundantes, pero en la ciudad todo era norrnal", afirmó uno de ellos.

El número de víctimas de esta guerra lejana sigue siendo un misterio, y aunque algunos habitantes de Adén afirman que ha habido entierros, nadie se atreve a dar una cifra. En cualquier caso, la medicina de urgencia no parece ser una prioridad, lo que hace pensar que al menos por el momento los hospitales no están desbordados. El lunes llegó a Adén una primera misión de Médicos sin Fronteras para evaluar las necesidades.

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La televisión de Adén repitió el lunes los llamamientos a la negociación lanzados por los dirigentes sudistas y rechazados, hasta ahora, por el presidente Alí Abdalá Salé.

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