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Reportaje:

Un millón de tartas para las madres cubanas

El régimen de Castro sacó de la nada harina, leche y azúcar para no aguar la fiesta

El sol apenas había comenzado a salir el domingo por la Vía Blanca de La Habana cuando José salió de su casa con una misión muy especial. Tenía que llevar un gran pastel de crema blanca y azul a casa de su madre, Brígida, una mulata cincuentona de ojos verdes y desgastados que vive en el barrio de Luyano. El operativo no era sencillo. Su único medio de transporte era una biciceta china marca Forever, y coger una guagua abarrotada y lenta no era opción. Jose decidió finalmente adaptar un carrito a la parrilla de la bici y atar el pastel con amor para trasladarlo a ras de suelo a través de La Habana. Su mamita era sagrada, y mientras él viviese a ella jamás le faltaría una tarta el día de las madres.Pero el pastel de José no era el único. Decenas de miles han peregrinado de esta forma singular por las calles de La Habana, Matanzas, Camagüey y Santiago la semana pasada en vísperas del segundo domingo de mayo, fecha en que los cubanos celebran el día de la madre.

En Cuba y en todo el Caribe el día de la madre es casi una, fiesta nacional. o más aún. Por eso, pese a no tener gasolina, ni autobuses, ni jabón, ni dólares, ni apenas comida que repartir entre los cubanos, las autoridades de la isla se las ingeniaron en abril para garantizar la harina, la leche y el azúcar necesarios para poder venderle un pastel a cada familia cubana. Mas de un millón, a 10 pesos el más pequeño. "Una locura, pero ya se sabe, los cubanos o nos quedamos calvos o nos ponemos dos pelucas", decía un empleado de una bodega estatal, que en menos de una semana ha despachado cientos de kilos de dulce previa presentación de la libreta de racionamiento.

Sin embargo, la epopeya del socialismo matriarcal cubano no se limita sólo a este espectáculo de crema y nata. En la mayoría de los centros de trabajo de Cuba se paró unos minutos el viernes para rendir homenaje, y a falta de regalos, las madres fueron obsequiadas con tarjetas de felicitación. En el hotel Chatteau Miramar, un centro pudiente por ser el turismo una rama priorizada, las madres trabajadoras recibieron un menú especial por su día, que consistió en pollo, arroz, sopa y una cerveza, todo un lujo en la Cuba actual.

La aduana del aeropuerto Jose Martí de La Habana y las pocas tiendas de dólares que existen en la isla también se sumaron al homenaje. Según cálculos conservadores, los cubanos de Miami han enviado decenas de miles de dólares a sus familias para que celebren este día de las madres con cierta abundancia, y algunas shopping de la capital superaron esta semana todos los récords de venta. En la cárcel de Manto Negro y el resto de las, prisiones de mujeres del país, este fin de semana se han concedido miles de pases a las reclusas menos peligrosas para que pasen el domingo con sus hijos, y a las que no han podido salir se les han autorizado visitas familiares.

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