TIRO AL ARCO.
Los arcos que bordearon durante unos ocho años la plaza de Chamberí recibieron ayer el tiro de gracia para dejar sitio a un aparcamiento para residentes. Nunca fueron del gusto de todos. Ni siquiera su autor, un arquitecto que trabaja para el Ayuntamiento, tuvo reparos para firmar la muerte de su criatura.
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