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Entrevista:

"El artista es un ser asocial"

Georg Baselitz, de 56 años, da audiencias en su castillo de Derneburg, en Baja Sajonia. Vestido con una camisa a cuadros y un pantalón de pana, en el que no faltan las manchas de pintura, recibe en su enorme biblioteca, que reúne la historia del arte por orden alfabético, eso sí, con énfasis en la B y 10 metros de egoteca.Pregunta. ¿Cuál es la pos¡ción del artista en la sociedad?

Respuesta. Es un ser asocial. El artista trabaja en contra de la mayoría y si se orienta en ella está perdido.

P. ¿Qué es lo que hace?

R. El artista comienza desde el principio, y todo lo que hace no corresponde a los criterios establecidos, sino que es diferente; tiene que ser definido de nuevo; él establece algo, aunque sólo sean hipótesis con un pincel, que no corresponde a ninguna definición reinante hasta este momento. Siempre he dicho que el artista debe destruir los cuadros que han existido anteriormente.

P. ¿No le preocupa que el público tenga gustos más tradicionales?

R. El arte se hace para muy poca gente, porque el nivel cultural es muy bajo. Yo doy clases en la Universidad de Berlín y siempre me interesa saber qué arte les gusta a mis estudiantes. Suelen nombrarme a los clásicos y llegan, como mucho, a Van Gogh; tienen un gusto centenario, y esto es grave.

P. ¿Estaría de acuerdo en que la mayoría somos demasiado ignorantes para comprender el arte?

R. Sí; que, por favor, no se metan en estos asuntos si no comprenden nada. Pero, lamentablemente, las obras están en todas partes. Existe la tendencia de incitar a la gente a que vaya a las exposiciones, o se impulsan a sí mismos porque está de moda; también tiene que ver con la democracia. Pero si uno se levanta con Mozart y se acuesta con Beethoven no le queda más remedio que sentirse molesto por lo que hacen los músicos modernos.

P. El beneficioso encuentro entre el artista asocial y un comprador ¿se da por casualidad?

R. No sólo los artistas están bien informados, también lo están algunos historiadores del arte, y puede estarlo cualquier ciudadano. Esta gente existe, aunque siempre serán pocos y nunca llenarán un estadio.

P. ¿Cómo interpreta el hecho de que los artistas alemanes más destacados (Richter, Polke, Penck, Lüpertz) procedan de la antigua República Democrática Alemana?

R. Los artistas suelen ser personas especiales y díscolos. El sistema de la RDA no ha podido usarlos para sus fines. Algunos se han adaptado, pero éstos siempre han sido malos. Los rebeldes han sido expulsados y, gracias a Dios, yo fui uno de ellos. En Occidente no existía esa presión, esta ansiedad, este primer colador. Aquí se puede hacer algo o se pasa. Muchos artistas en Occidente heredan al menos un coche, algunos heredan casas y tienen una red social que no tienen los que venimos de fuera.

P. ¿Me está hablando de una selección positiva a raíz de la represión en la RDA?

R. Sí, pero no en todos los países existe la posibilidad de pasarse a la otra, la mejor parte; no todos están divididos. Un español emigrado a Francia no sólo ha tenido que abandonar su patria, sino también su lengua y su cultura, y esto es muchísimo más grave. Y por esto España, hoy día, aún lo lleva tan mal.

P. Beuys, cuando vio la escultura que usted expuso en la Bienal de Venecia, afirmó: "No llega al nivel de un estudiante de primer curso".

R. Está muy bien que lo haya dicho. Esta idea de progreso, de que se aprende algo, se pasa del primer semestre al décimo, de alumno a maestro; todo esto nunca ha valido para

P. ¿Rechaza el progreso?

R. Yo soy el que define el tiempo. Yo hago el arte contemporáneo. Otros también, pero yo también. La historia está en marcha, pero es una equivocación confiar en que camina para adelante. También puede ir hacia atrás, lo importante es que está en marcha. Pero nunca mejora nada para todos. A lo mejor, temporalmente, mejora algo para algunos.

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