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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gobierno en Japón

POR PRIMERA vez desde los años cincuenta, Japón tiene un Gobierno minoritario, encabezado por Tsutomu Hata, un político con una larga carrera que tiene el mérito singular de carecer de enemigos. ¿Por qué se ha visto obligado Hata a presentarse a las Cámaras con un Gobierno minoritario? Cuando Hosokawa rompió el año pasado la larga etapa de hegemonía del Partido Liberal-Democrático (PLD), se apoyo en una coalición heterogénea, con muchos renegados del PLD, pero que constituía una amplia mayoría parlamentaria con un apoyo popular que llegó a contar con la simpatía del 70% de los ciudadanos. Hosokawa cumplió algunas de las promesas que había hecho a los electores, como la reforma electoral, la presentación pública de excusas por los crímenes nipones en la II Guerra Mundial y el inicio de la desregulación económica.Sin embargo, cayó como consecuencia de desacuerdos entre sus partidarios y por un escándalo financiero, esa plaga eterna de la política japonesa. Al ser designado Hata para preparar el nuevo Gobierno, reagrupó a varios partidos de la coalición en un solo grupo parlamentario, con lo cual reducía el peso del Partido Socialista, que había sido en la. etapa de Hosokawa el más numeroso. La reacción socialista ha sido separarse de la coalición y negarse a entrar en el nuevo Gobierno, si bien ha votado a favor de Hata.

Por encima de todo ha prevalecido en esta actitud del partido socialista la voluntad de seguir cerrando la puerta a un eventual retorno del PLD. Se ha creado así una situación anómala: los conservadores son los más numerosos en el Parlamento, pero se mantiene en pie la opción fundamental que inició Hosokawa para cerrarles las puertas del poder. En esa situación, Hata no tenía más opción que formar un Gobierno minoritario. En la actualidad cuenta con unos 170 diputados -en una Cámara de 511 miembros-, mientras el PLD cuenta con 206, aunque esté debilitado por sus propias divisiones internas.

En cuanto a la composición del nuevo Gobierno, Hata ha recurrido principalmente a miembros de su propio partido, el de la Renovación, y a algunos ministros del Komeito (budista). Si bien la continuidad es la característica principal del nuevo Ejecutivo, se han producido en su seno algunos cambios significativos, como la entrada, en Exteriores, de Kakizawa, que acaba de abandonar el PLD con un grupo de diputados afines a sus ideas.

En teoría, esta salida del partido socialista de la coalición gobernante debería facilitar a Hata llevar a cabo sus proyectos, sobre todo en materia de política exterior. Él es partidario de una mayor contribución de Japón a las acciones de pacificación de la ONU, de un incremento de su fuerza militar y de una presión nipona más enérgica sobre Corea del Norte en el tema de la bomba atómica. Sin embargo, con un Gobierno minoritario será muy dificil que Hata pueda introducir un mayor dinamismo en la política exterior.

La perspectiva más probable es que el Gobierno Hata tenga que limitarse a la aprobación de los presupuestos, tarea urgente que, además, puede resultar bastante dificultosa. Pero cuestiones de primera importancia, como la presión de EE UU para que se modifiquen las relaciones comerciales entre ambos países, y en general la desregulación de la economía, escapan por su propia trascendencia a lo que puede acometer un Gobierno minoritario. Por ello el Gobierno Hata aparece como una solución provisional sin capacidad para afrontar proyectos estratégicos.

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