Un año crucial para México

Cada seis años, coincidiendo con el fin de una administración y las elecciones que facilitarán el relevo presidencial, México se agita e, incluso, tiembla. Sin embargo, lo que el país lleva vivido desde el 1 de enero, incluido el asesinato el pasado jueves del director de la Seguridad Pública de Tijuana, no se puede adjudicar a lo axial. Por mucho que en el tránsito se intente casi siempre poner al presidente saliente contra las cuerdas, lo que está pasando se parece cada vez más a un linchamiento contra Carlos Salinas el hombre que ha iniciado la modernización de México.Salinas, pese a la ola de turbulencias desestabilizadoras que vive su país desde el alzamiento zapatista de Chiapas, consiguió hace unos días salvar milagrosamente, de momento, uno de los logros más preciados de su sexenio: la estabilidad del peso.

Curiosamente, mientras desde algunos periódicos se intentaba el pasado 26 de abril convertir a este joven presidente en cadáver político, Estados Unidos y Canadá suscribían con México, dentro del Tratado de Libre Comercio (TLC), un pacto para proteger al peso y a la Bolsa de los latigazos de este año.

Era una medida más de solidaridad exterior con Salinas, como la que EE UU dispuso horas después del asesinato de Luis Donaldo Colosio ampliando su línea de crédito. Salinas, una vez más, demostraba que era más querido fuera que dentro de su país.

El historiador Enrique Krauze, el principal discípulo del premio Nobel Octavio Paz, advertía también a este periódico, que Salinas va a pasar a la historia de México como un reformista. Pero se queja de que Salinas, en su afán de modernizar la economía del país, se había olvidado de hacer lo mismo con la política.

"La mejor manera de controlar a los dinosaurios políticos dentro del PRI no es pactar con ellos ni condenarlos al ostracismo", indica Krauze refiriéndose al ala dura del partido oficialista que se opone al cambio. "Salinas debió abrir la vida política del país con la democracia. De esta forma, los dinosaurios no tendrían el poder que tienen ahora", asegura.

Joel Ortega, uno de los líderes estudiantiles del 68 mexicano, comprometido hoy electoralmente con la izquierda, reconoce que Salinas ha sido, junto al general Lázaro Cárdenas, el mayor reformista de México en las últimas décadas. En su análisis, Ortega asegura que en la actuación de Salinas se da un extraño maridaje y divorcio entre su vocación de cambiar el país por la vía económica y su conservadurismo.

Nueva revolución

Salinas pudo pasar a la historia como el hombre que eligió la glasnost, en vez de la perestroika, se asegura en medios diplomáticos acreditados en la capital mexicana, pero el hecho de enfatizar en una cosa más que en otra "no le desmerece como el gran reformista moderno que ha tenido el país". El historiador Enrique Krauze asegura que, pese a toda la adversidad que se está dando en el país, no va a haber en México una nueva revolución que eche atrás lo ya andado por el presidente Salinas, incluso si ganara la oposición las elecciones del 21 de agosto. "El mundo no va por ahí", advierte.