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El hombre que fue sepultado en su jardín murió de un tiro en la cabeza

Enrique Cabezas Burgos, de 57 años, cuyo cadáver fue encontrado el pasado sábado enterrado en el jardín del chalé donde residía, murió de un disparo en la cabeza, según se desprende de la autopsia. El cuerpo de Cabezas apareció desnudo, boca abajo y envuelto en una sábana. El proyectil, que penetró por la parte posterior de la cabeza de la víctima, no presenta orificio de salida, explicó ayer un portavoz de la Jefatura Provincial de Policía, que descartó que se tratara de un suicidio, ya que el cuerpo de Cabezas fue encontrado sepultado y el disparo, tal como revela la autopsia, fue realizado a espaldas del fallecido. De momento, la policía desconoce el móvil y la autoría del crimen.

La empleada de hogar de Cabezas, de unos 50 años, que fue interrogada el sábado por agentes de la Brigada de Homicidios, fue la que avisó a la policía tras descubrir unas manchas de sangre en el dormitorio. En la vivienda donde Cabezas (un chileno nacionalizado español) vivía desde hace 15 años, situada en la calle del Exterior (carretera de El Plantío), en Majadahonda, faltaban algunos objetos de valor.

Cabezas, viudo, sin hijos y que se encontraba en excedencia desde que murió su esposa, era un hombre apreciado por sus vecinos, que le veían a menudo pasear con su única compañía, un cachorro de doberman. Un matrimonio de la urbanización Ros Mary, en donde se encuentra el chalé, se ha interesado por el cuerpo del fallecido para hacerse cargo del sepelio.

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